Una tensa reunión de gabinete encabezada por Donald Trump puso en evidencia las profundas divisiones dentro de su administración. Elon Musk, director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), protagonizó un acalorado enfrentamiento con el secretario de Estado, Marco Rubio, y con el secretario de Transporte, Sean Duffy, sobre la política de reducción de costos y despidos en el Gobierno federal. Según reportó The New York Times, el intercambio dejó al descubierto la lucha interna sobre el rumbo de la Administración en su segundo mandato.
Desde su nombramiento al frente del DOGE, Musk ha impulsado una agresiva agenda de recortes presupuestarios, con la meta de reducir la burocracia y modernizar el aparato estatal. Sin embargo, su enfoque radical ha generado resistencias dentro del gabinete, donde varios altos funcionarios consideran que las medidas están siendo aplicadas sin un criterio estratégico claro.
Un debate marcado por la tensión y el sarcasmo
Durante la reunión del jueves, Musk criticó abiertamente a Rubio, acusándolo de no haber hecho lo suficiente en la reducción de personal dentro del Departamento de Estado en los primeros 45 días de gestión. Rubio respondió con ironía, señalando que 1.500 empleados habían aceptado jubilaciones anticipadas y preguntando si debía «volver a contratarlos solo para despedirlos de manera más dramática».
El conflicto no terminó ahí. Duffy arremetió contra la oficina de Musk, argumentando que el DOGE había intentado reducir la plantilla de controladores de tráfico aéreo en un momento en que el país enfrenta una serie de accidentes aéreos, lo que puso en riesgo la seguridad nacional. Musk, visiblemente molesto, lo calificó de «mentiroso», intensificando la disputa.
Trump intervino para calmar los ánimos y, en un comentario característico de su estilo, sugirió que los nuevos controladores de tráfico aéreo deberían ser reclutados entre los “genios” del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), insinuando una posible reestructuración en la contratación del sector.
La lucha por el control de la burocracia federal
Desde el inicio de su segundo mandato, Trump ha llevado a cabo despidos masivos en el Gobierno federal, con decenas de miles de empleados obligados a dejar sus cargos. Sin embargo, la velocidad y profundidad de estos recortes han causado preocupaciones, especialmente en áreas sensibles como la seguridad aérea, la diplomacia y la defensa.
El enfoque de Musk, inspirado en las prácticas de Silicon Valley, ha generado roces dentro de la administración. Su equipo, conformado en su mayoría por ejecutivos y tecnólogos de alto perfil, ha sido acusado de extralimitarse en sus funciones y de no comprender la complejidad del aparato gubernamental.
Algunos analistas consideran que la disputa entre Musk y Rubio refleja una lucha más amplia dentro del Gobierno de Trump: por un lado, la visión ultraliberal y tecnocrática impulsada por Musk, enfocada en la eficiencia y la reducción drástica del Estado; por otro, una postura más tradicional dentro del Partido Republicano, que busca mantener el control sobre instituciones clave sin desmantelarlas de manera abrupta.
¿Un freno a la visión de Musk?
Tras la reunión, Trump moderó su postura sobre los recortes y afirmó que, en adelante, la reducción del aparato estatal se haría con «bisturí» en lugar de «hacha». Aunque no desautorizó completamente a Musk, la declaración sugiere que la Casa Blanca podría limitar el alcance de los despidos para evitar un colapso administrativo.
Mientras tanto, la polémica sigue escalando. La relación entre Musk y otros miembros del gabinete se ha vuelto cada vez más tensa, lo que plantea dudas sobre su futuro dentro de la administración. Aunque el empresario ha sido una pieza clave en la estrategia de modernización gubernamental, su estilo confrontativo podría terminar jugando en su contra.
Lo que queda claro es que la batalla por el tamaño y la eficiencia del Estado apenas comienza, y su desenlace podría redefinir el papel del Gobierno en los próximos años.