El gobierno de Estados Unidos ha lanzado una serie de investigaciones sobre la presunta participación de varios influencers estadounidenses, entre ellos algunos con base en Florida y California, en una operación de desinformación dirigida por Rusia para influir en las elecciones presidenciales de 2024. Estas personalidades, con millones de seguidores en redes sociales, habrían sido «engañadas» para promover mensajes pro-Kremlin sin su conocimiento, según autoridades.
El fiscal general, Merrick Garland, denunció que medios vinculados al gobierno ruso, entre ellos el canal estatal RT, habrían reclutado de manera encubierta a estos influencers para difundir propaganda prorrusa en plataformas como TikTok, Instagram, YouTube y X (anteriormente Twitter). Según la investigación, estos mensajes tenían como objetivo influir en la opinión pública estadounidense a solo dos meses de las elecciones, donde Kamala Harris se enfrentará a Donald Trump.
Entre las figuras destacadas en este esquema están los comentaristas conservadores Tim Pool, Dave Rubin y Benny Johnson, quienes, al ser informados sobre la investigación, aseguraron haber sido «engañados» y se consideraron víctimas de un plan elaborado por Rusia. «Si estas acusaciones resultan ciertas, yo, así como otras personalidades, fuimos engañados», afirmó Tim Pool en un comunicado publicado en la red social X. Además, se cree que otros diez influencers están bajo investigación, por su posible participación en la difusión de mensajes pro-Kremlin sin conocimiento de la fuente detrás del contenido.
El Departamento de Justicia reveló que los esfuerzos rusos se llevaron a cabo a través de una empresa con sede en Tennessee, vinculada a RT, que publicaba contenido dirigido a los votantes estadounidenses, sin revelar sus conexiones con el Kremlin. La empresa habría producido casi 2.000 videos, acumulando más de 16 millones de visitas solo en YouTube.
Las acciones de Estados Unidos incluyen la incautación de 32 dominios web utilizados para difundir propaganda, así como la imputación de dos empleadas de RT involucradas en la operación. Estas tácticas de injerencia se suman a las acusaciones anteriores de que Rusia intentó influir en las elecciones de 2016 y 2020, aunque el Kremlin ha negado reiteradamente estas alegaciones.
La reacción de Rusia no se hizo esperar. El medio RT respondió de manera burlona a las acusaciones, indicando que «tres cosas son inevitables en la vida: la muerte, los impuestos y la ‘interferencia de RT en las elecciones estadounidenses'». La portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, Maria Zajarova, calificó las acusaciones como parte de una «campaña de información» diseñada por Washington para coincidir con la última etapa del ciclo electoral en EE.UU.
Con la creciente preocupación sobre la desinformación y su impacto en las elecciones, la administración estadounidense está intensificando los esfuerzos para identificar y frenar las campañas extranjeras que buscan alterar el proceso democrático, y seguirán monitoreando de cerca el papel de estos influencers en la propagación de propaganda en las redes sociales.