Liderazgo militar y estrategias geopolíticas en acción.

¡Con Fidel estábamos mejor!: Crece la indignación en Cuba por la crisis energética y la ausencia de liderazgo visible

La crisis energética que golpea a Cuba se ha convertido en el tema de mayor preocupación para la población, desencadenando malestar, protestas en redes sociales y comparaciones inevitables con el pasado. Los apagones, la falta de suministro estable de combustible y la ausencia de respuestas convincentes por parte del Gobierno han llevado a muchos cubanos a evocar la figura de Fidel Castro, quien, en tiempos de crisis, solía presentarse en las calles y ofrecer soluciones inmediatas. Nuestro medio, CubaHerald, recibió múltiples mensajes expresando frustración ante la difícil realidad del país. Entre ellos, destacó el testimonio de una señora que, en medio de la desesperación por la falta de electricidad y alimentos, lanzó una pregunta directa y contundente: “¿Dónde está Canel y los otros dirigentes de la Revolución en esta situación? Cuando estaba Fidel, él siempre daba la cara y buscaba soluciones.” Su afirmación, “con Fidel estábamos mejor”, ha resonado entre los ciudadanos que sienten que el liderazgo actual carece de la conexión y la autoridad que caracterizaron a Castro. Aunque su gestión tuvo claroscuros y sigue siendo objeto de debate, para muchos, Fidel representaba una figura presente en los momentos más críticos, algo que hoy parece haber desaparecido del panorama político cubano.

La imagen de Fidel Castro recorriendo zonas devastadas por huracanes, visitando albergues, ordenando medidas urgentes y asegurando la distribución de recursos es una de las postales más recordadas por quienes vivieron aquellos tiempos. Su presencia era sinónimo de acción inmediata: se le veía en las calles, en medio de la gente, inspeccionando personalmente cada detalle y tomando decisiones in situ. Uno de los ejemplos más emblemáticos fue su respuesta al Ciclón Flora en 1963, una de las mayores tragedias naturales que ha enfrentado Cuba. Castro dirigió personalmente las operaciones de rescate en las provincias más afectadas, utilizó helicópteros para trasladar a damnificados y garantizó asistencia alimentaria y médica en las zonas devastadas. También estableció albergues de emergencia en edificios estatales y universidades para alojar a miles de personas que habían perdido sus hogares. Otro episodio similar ocurrió en 2005, cuando el huracán Wilma causó inundaciones en La Habana. Fidel Castro apareció en televisión, recorrió las áreas afectadas y dirigió las operaciones de rescate junto a la Defensa Civil. En aquel momento, los cubanos sentían que, aunque la situación era difícil, había una respuesta clara y visible por parte del liderazgo. Además de su reacción ante fenómenos naturales, Fidel también intervenía en crisis económicas y de abastecimiento. Durante el Período Especial en los años 90, cuando el país enfrentó una crisis sin precedentes tras la caída de la Unión Soviética, Castro promovió soluciones improvisadas pero efectivas: impulsó la agricultura urbana, creó programas de distribución de alimentos básicos y apareció constantemente en televisión para explicar a la población las estrategias del Gobierno. Su presencia y su oratoria mantenían a la gente informada, aunque la situación fuera extremadamente difícil.

La situación actual en Cuba presenta una crisis de dimensiones similares, pero con una gran diferencia: la ausencia de un liderazgo visible y efectivo. Mientras Fidel Castro solía mostrarse al frente de las contingencias, el presidente Miguel Díaz-Canel y el resto de la cúpula gobernante han optado por una estrategia de silencio o declaraciones genéricas que no logran calmar la indignación popular. En redes sociales y en conversaciones callejeras, los ciudadanos se quejan de que no ven a los dirigentes en las calles, no reciben información clara sobre los apagones ni sobre las medidas concretas que se están tomando para solucionar el problema. Muchos han señalado que las intervenciones del Gobierno se limitan a discursos burocráticos, sin la cercanía y el carisma que caracterizaban a Fidel.

El pueblo cubano no solo extraña el liderazgo activo de Fidel, sino que también se enfrenta a un panorama económico devastador: apagones constantes y sin planificación clara, escasez de alimentos básicos, medicinas y productos de primera necesidad, inflación descontrolada y salarios insuficientes para cubrir gastos esenciales, un sistema de distribución ineficaz y sin medidas concretas para mejorar la situación. En este contexto, el descontento ha ido en aumento. En provincias como Holguín, Santiago de Cuba y Ciego de Ávila, se han registrado protestas espontáneas debido a los prolongados cortes de electricidad y la falta de alimentos. En La Habana, las colas para el pan y otros productos esenciales han vuelto a ser interminables, generando un clima de desesperación e impotencia. Muchos cubanos coinciden en que, con Fidel, al menos había una sensación de control y de dirección, mientras que ahora impera la incertidumbre y la falta de confianza en las autoridades.

La crisis energética y el malestar ciudadano han llevado a que cada vez más cubanos se pregunten si el Gobierno actual tiene la capacidad de manejar la situación. Sin una figura fuerte que tome las riendas y brinde respuestas concretas, el país parece encaminarse a un estallido social aún mayor que el del 11 de julio de 2021. La gran pregunta que queda en el aire es: ¿Seguirá el pueblo cubano soportando esta situación o exigirá un cambio real en la conducción del país? Lo único seguro es que el fantasma de Fidel Castro sigue presente en la memoria de muchos, y cada día que pasa, más personas se suman a la frase que ya se escucha en calles, mercados y redes sociales: ¡Con Fidel estábamos mejor!

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