En las últimas semanas, las bases militares de Estados Unidos en Irak y Siria han sido objeto de múltiples ataques, incluyendo un reciente incidente en la base aérea de al-Asad, en Irak, que dejó al menos cinco heridos entre el personal militar y contratistas estadounidenses. Estos ataques, que comenzaron a intensificarse desde julio, marcan el resurgimiento de un conflicto de baja intensidad entre Estados Unidos y los grupos armados respaldados por Irán en la región.
Un portavoz del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM), la organización responsable de las operaciones en el Medio Oriente, confirmó que el 5 de agosto ocurrió un ataque con cohetes contra las fuerzas estadounidenses y aliadas en la base de al-Asad. Aunque se están realizando evaluaciones de los daños, el incidente ha reavivado el debate sobre la vulnerabilidad de las bases militares estadounidenses en la región.
Desde el inicio del conflicto entre Israel y Gaza en octubre pasado, los ataques contra las instalaciones de EE.UU. han cobrado un alto costo, con al menos 145 bajas entre soldados y contratistas estadounidenses en diversas bases en el Medio Oriente. Los ataques han sido llevados a cabo principalmente por milicias aliadas de Irán en respuesta a la política exterior de EE.UU. en la región.
A pesar de estos incidentes, el Pentágono mantiene en secreto la ubicación de muchas de sus bases, argumentando que la divulgación de esta información podría poner en riesgo la seguridad de sus fuerzas. Sin embargo, una investigación independiente ha identificado al menos 64 bases y puestos militares en 13 países del Medio Oriente, incluyendo importantes instalaciones en Irak, Siria, y Jordania.
La presencia continua de tropas estadounidenses en la región ha sido objeto de críticas, tanto por el riesgo que supone para los soldados como por su limitado valor estratégico. A pesar de los recientes retiros de tropas en Afganistán e Irak, decenas de miles de soldados estadounidenses siguen desplegados en la región, con el objetivo declarado de combatir amenazas terroristas y apoyar a los aliados en la zona.
En respuesta a las crecientes tensiones, el Secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, ha ordenado el envío de aviones de combate adicionales y buques de guerra a la región, en un esfuerzo por disuadir nuevos ataques y proteger tanto a las tropas estadounidenses como a sus aliados en Medio Oriente.