La Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional de Cuba presentó este viernes el estimado del cierre del Plan de la Economía para 2024 y las proyecciones para el año 2025, en las que asegura que el Producto Interno Bruto (PIB) de la isla crecerá un 1% en medio de una situación económica que los propios funcionarios describen como crítica.
El anuncio, que llega en un contexto de severos problemas energéticos, desabastecimiento generalizado, caída del turismo, desplome de las exportaciones, baja productividad y corrupción estructural, ha sido recibido con amplio escepticismo por parte de la población. Muchos cubanos, ya acostumbrados a promesas incumplidas, consideran que estas proyecciones carecen de sustento real y son una desconexión total de las condiciones que enfrentan diariamente.
Una economía en retroceso
Los problemas que enfrenta la economía cubana han alcanzado niveles alarmantes. Apagones constantes, colapso en la disponibilidad de alimentos y medicamentos, y una creciente emigración reflejan una crisis sistémica que no muestra señales de mejora. A pesar de este escenario, las autoridades insisten en proyectar un crecimiento económico que para muchos expertos y ciudadanos no tiene fundamentos sólidos.
“La gente en la calle ya no cree en estos números. Dicen que la economía crecerá, pero en nuestras casas no hay luz, no hay comida, y los salarios no alcanzan ni para lo básico. ¿Dónde está ese crecimiento?”, expresó un residente de La Habana bajo condición de anonimato.
Factores estructurales y desconfianza generalizada
El turismo, históricamente una fuente clave de ingresos para el país, no ha logrado recuperarse, y los niveles de visitantes internacionales se mantienen muy por debajo de las expectativas previas a la pandemia. Por otro lado, las exportaciones, especialmente en sectores como el azúcar y el tabaco, han sufrido caídas significativas debido a la falta de inversión y a la ineficiencia en la producción.
A esto se suma una corrupción extendida que, según denuncias, afecta desde los niveles más bajos de gestión hasta las altas esferas del poder. La falta de transparencia en la administración de recursos y la desconexión de las autoridades con las necesidades de la población alimentan una pérdida total de confianza en las instituciones.
Críticas al modelo económico
Las políticas económicas del gobierno cubano han sido objeto de críticas tanto internas como externas. La centralización excesiva, combinada con una falta de incentivos para la productividad, ha llevado al estancamiento de sectores estratégicos. Mientras tanto, el sector privado, limitado por estrictas regulaciones, no ha podido contribuir de manera significativa al desarrollo económico.
En este contexto, la proyección de un crecimiento del 1% en el PIB para 2025 parece más un esfuerzo propagandístico que una meta alcanzable, según opinan expertos consultados. “Estas cifras no tienen base en la realidad económica de la isla. Son solo declaraciones vacías destinadas a intentar calmar a la población, pero los cubanos ya no se dejan engañar”, afirmó un economista independiente.
La población pierde la fe
El creciente escepticismo de los cubanos hacia el gobierno es una señal de la profunda fractura entre las autoridades y la ciudadanía. A medida que las condiciones de vida empeoran, las promesas de recuperación económica parecen cada vez más alejadas de las necesidades reales de la población.
Con el horizonte económico lleno de incertidumbre y sin cambios estructurales a la vista, muchos cubanos ven el futuro con pesimismo. Mientras el gobierno insiste en hablar de crecimiento, la realidad en la isla sugiere que el estancamiento económico y la desconfianza hacia las autoridades seguirán marcando el día a día de la población.