En CubaHerald, solemos narrar historias que exponen los retos, dificultades y crisis que enfrenta nuestra nación. Es nuestro deber como medio mostrar las realidades que muchas veces no reciben atención suficiente. Sin embargo, hoy nos complace compartir una historia diferente, una que llena de esperanza y orgullo. Se trata de un proyecto que busca transformar realidades en uno de los barrios más complejos de Sancti Spíritus, Jesús María, y que fue dado a conocer originalmente por el periódico Escambray.
Aunque esta iniciativa ha sido difundida localmente, su impacto merece una mayor visibilidad, pues encarna la esencia de lo que significa apostar por un futuro mejor, incluso en contextos marcados por la marginalidad y la adversidad. Este proyecto, titulado Es mi barrio, es un esfuerzo colectivo que trasciende las palabras para convertirse en una acción real hacia el cambio.
Es mi barrio: Más que periodismo, una apuesta por la transformación social
Concebido por el periódico Escambray en colaboración con la Cátedra Honorífica Juan Antonio Borrego Díaz, adscrita a la Facultad de Humanidades de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, el proyecto Es mi barrio tiene un objetivo claro: visibilizar las realidades de comunidades vulnerables como Jesús María y, más allá de eso, fomentar acciones concretas para su transformación integral.
Esta iniciativa va mucho más allá del ámbito editorial. Es una expresión de la convergencia entre los tres pilares del Sistema de Comunicación Social en Cuba: el mediático, el organizacional y el comunitario. Con este enfoque, Es mi barrio busca no solo narrar historias, sino también contribuir a su reescritura, promoviendo valores de convivencia, solidaridad y progreso desde las raíces mismas de las comunidades.
Jesús María: Un barrio cargado de retos y resiliencia
Ubicado junto al río Yayabo, Jesús María es uno de los asentamientos más antiguos de Sancti Spíritus y, también, uno de los más complejos. Durante años, este barrio ha cargado con etiquetas como “difícil” y “marginal”. Sus calles, que en su momento albergaron a familias humildes, hoy reflejan los claroscuros de una comunidad que lucha por salir adelante en medio de la adversidad.
Desde su modesta casa en el corazón del barrio, Caruca, una vecina con más de 50 años en la comunidad, describe a Jesús María con palabras que mezclan nostalgia y crudeza. “Aquí he visto de todo: broncas, robos, violencia… pero también he visto solidaridad, gente que comparte hasta el último sorbo de café con su vecino”, relata.
Los desafíos estructurales y culturales
Jesús María enfrenta problemas que van desde el deterioro de su fondo habitacional hasta patrones de marginalidad profundamente arraigados. Según Elier Abreu Rodríguez, jefe del Departamento de Prevención, Asistencia y Trabajo Social, los ciclos de violencia, alcoholismo y delincuencia son difíciles de romper porque, en muchos casos, las familias no contribuyen al cambio. “Algunos padres justifican los malos comportamientos de sus hijos, mientras que otros los ignoran por completo, perpetuando estos ciclos”, explica.
Además, las instituciones que buscan intervenir en la comunidad enfrentan obstáculos como la alta rotación de personal y la falta de recursos sostenibles. Por ejemplo, en la escuela primaria Wilson Rojas, los profesores contratados suelen permanecer poco tiempo, lo que dificulta la continuidad de los programas educativos.
Proyectos culturales que renuevan el alma del barrio
A pesar de las dificultades, Jesús María ha sido testigo del surgimiento de iniciativas que buscan transformar su realidad. Uno de los proyectos más destacados es el Cabildo Luz Divina de Santa Bárbara, un espacio donde se mezclan la tradición religiosa y las prácticas culturales para fomentar la convivencia. Este cabildo, que ha evolucionado con el barrio, es hoy un símbolo de la resiliencia y la identidad de Jesús María, un lugar donde convergen la devoción y las mejores prácticas comunitarias.
Además, instituciones como el Inder, Salud, Educación y Cultura han impulsado programas deportivos, artísticos y sociales que, aunque a veces efímeros, han dejado huellas positivas en la comunidad. Estas acciones demuestran que el cambio es posible cuando la comunidad se involucra activamente en su propia transformación.
Un futuro lleno de esperanza
Jesús María no es solo un barrio; es un microcosmos de Cuba, con sus desafíos y fortalezas. Iniciativas como Es mi barrio demuestran que, a pesar de las adversidades, existen personas, instituciones y comunidades dispuestas a trabajar juntas para construir un futuro mejor.
Caruca lo resume con sabiduría: “Jesús María es de todo un poco, pero quien dice que es de aquí, lo dice con el corazón en el medio del pecho”.
En CubaHerald, celebramos la existencia de proyectos como este y hacemos un llamado a que se multipliquen en toda Cuba. Porque, al final del día, transformar un barrio es transformar un país.