Hombre sonriente dando discurso con banderas de fondo

Un desafío sin precedentes a la democracia: Proponen enmienda constitucional para permitir un tercer mandato presidencial en EE.UU.

WASHINGTON, D.C. — La estabilidad democrática de Estados Unidos enfrenta una nueva prueba con la reciente propuesta de enmienda constitucional presentada en la Cámara de Representantes. La resolución, impulsada por el congresista republicano Andy Ogles, busca modificar la 22ª Enmienda para permitir que el expresidente Donald Trump—y cualquier futuro mandatario—pueda optar a un tercer mandato.

Este intento por alterar un principio clave de la democracia estadounidense llega en un momento de alta polarización política y cuestionamientos sobre la solidez de las instituciones. “El presidente Trump ha demostrado ser el único líder capaz de revertir el declive de nuestra nación”, argumentó Ogles al presentar la iniciativa. Para sus seguidores, la medida responde a la necesidad de consolidar un proyecto político que, en su visión, fue interrumpido por las elecciones de 2020.

Un precedente histórico en juego

La 22ª Enmienda, ratificada en 1951 tras la presidencia de Franklin D. Roosevelt—quien gobernó por cuatro períodos consecutivos—, establece un límite de dos mandatos para cualquier presidente. Su propósito fue evitar la concentración excesiva de poder en un solo líder, un principio que ha sido considerado fundamental para la estabilidad del sistema democrático estadounidense.

Sin embargo, la propuesta de Ogles pretende modificar el texto para permitir hasta tres mandatos, una medida que, según sus críticos, amenaza con debilitar los frenos y contrapesos que han definido la democracia en Estados Unidos por más de siete décadas.

El congresista Dan Goldman, demócrata de Nueva York, presentó recientemente una resolución que reafirma que la 22ª Enmienda se aplica de manera estricta a cualquier presidente, incluido Trump. Este contrapunto subraya la profunda división que atraviesa el Congreso respecto a la continuidad del expresidente en la política nacional.

Más allá de una enmienda: otras vías para prolongar el poder

Si bien modificar la Constitución requiere un complejo proceso legislativo—con la aprobación de dos tercios del Congreso y la ratificación de 38 estados—, expertos advierten que existen otras estrategias que podrían allanar el camino para la permanencia de Trump en el poder.

Algunos analistas han señalado la posibilidad de que Trump se postule como vicepresidente en 2028, con un candidato leal encabezando la boleta. Si este hipotético presidente decidiera renunciar tras su elección, Trump asumiría nuevamente el cargo. Otras maniobras incluyen la explotación de la 25ª Enmienda, que permite al vicepresidente ejercer funciones presidenciales en caso de incapacidad temporal del mandatario.

Además, algunos observadores han señalado que Trump podría respaldar la candidatura de un familiar o aliado cercano, asegurando así un control indirecto sobre la Casa Blanca.

Un test crucial para la democracia estadounidense

El debate sobre esta enmienda no es solo una discusión legislativa, sino un reflejo de las tensiones políticas y sociales que han marcado la era moderna de Estados Unidos. Mientras sus partidarios argumentan que la medida garantizaría la continuidad de un liderazgo fuerte, sus detractores advierten sobre el peligro de abrir la puerta a una posible deriva autoritaria.

La historia ha demostrado que los cambios en las reglas del juego democrático pueden tener consecuencias duraderas. En un país donde la alternancia en el poder ha sido un pilar fundamental, la posibilidad de extender los mandatos presidenciales representa un punto de inflexión.

A medida que la propuesta avanza en el Congreso, la discusión sobre los límites del poder y la integridad del sistema político estadounidense seguirá siendo uno de los temas centrales en el panorama nacional.

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