Un vuelo de Delta Air Lines, identificado como DL56, que cubría la ruta entre Salt Lake City y Ámsterdam, experimentó un episodio de turbulencia severa a unos 37 000 pies de altitud, aproximadamente 40 minutos después del despegue, mientras sobrevolaba el estado de Wyoming.
Durante el incidente, el avión —un Airbus A330-900 neo con 275 pasajeros y 13 tripulantes a bordo— sufrió una ascensión abrupta de mil pies, seguida por una caída de 2 300 pies, generando caos en la cabina. Según reportes de testigos, varios pasajeros no llevaban el cinturón de seguridad, y los carros de servicio fueron lanzados contra el techo y luego al suelo, provocando lesiones a múltiples personas.
El comandante tomó la decisión de desviar el vuelo al Aeropuerto Internacional de Minneapolis–Saint Paul, donde la aeronave aterrizó sin mayores incidentes entre las 7:25 y 7:45 p.m. hora local. A su llegada, 25 personas fueron trasladadas a centros médicos cercanos para evaluación y tratamiento. Hasta el momento no se han reportado fallecidos ni heridos de gravedad.
Delta Airlines emitió un comunicado tras el suceso, indicando que “la seguridad es nuestra prioridad número uno”, y agradeció la labor de los equipos de emergencia que actuaron en tierra. La compañía también señaló que su equipo Delta Care Team se encuentra brindando apoyo a los pasajeros afectados.
Las investigaciones sobre el origen exacto de la turbulencia están en curso. Aunque estos fenómenos son relativamente frecuentes en vuelos de gran altitud, su intensidad y consecuencias varían, y este caso destaca por el impacto significativo en los ocupantes y la necesidad de atención hospitalaria para un grupo numeroso de pasajeros.
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