El presidente Donald Trump ha vuelto a sacudir el panorama político estadounidense con una propuesta de gran alcance: la eliminación total del impuesto sobre la renta para todos los ciudadanos. En un mensaje dirigido al Congreso, el exmandatario argumentó que este tributo es una carga desproporcionada para la clase trabajadora y que su eliminación impulsaría la economía del país.
Esta propuesta, sin embargo, plantea numerosas incógnitas sobre cómo el gobierno federal compensaría la pérdida de ingresos fiscales, que representan una parte significativa del presupuesto nacional. Según datos del Departamento del Tesoro, el impuesto sobre la renta generó en 2023 cerca de 2,2 billones de dólares, financiando programas esenciales como la Seguridad Social, el Medicare y la defensa nacional.
Los aliados republicanos de Trump han elogiado la iniciativa, destacando que reducir la carga fiscal estimularía el consumo, la inversión y la creación de empleo. “Eliminar este impuesto pondría dinero en los bolsillos de los ciudadanos y haría que la economía crezca más rápido que nunca”, señaló un legislador conservador.
Por otro lado, la oposición demócrata ha criticado la propuesta, calificándola de inviable y regresiva. Economistas y analistas fiscales advierten que, sin una fuente alternativa de ingresos, la medida podría generar un déficit presupuestario sin precedentes, obligando al gobierno a recortar programas esenciales o a depender en mayor medida de la deuda pública.