Washington, D.C. — En su primer discurso ante el Congreso desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump presentó un balance de sus primeras semanas en el poder, defendió sus decisiones más polémicas y reiteró sus ataques a los demócratas y a la administración anterior. En una intervención que batió récords de duración y de tono partidista, Trump consolidó su visión de un gobierno marcado por el nacionalismo económico, la eliminación de políticas progresistas y un enfoque agresivo en materia migratoria.
Frente a una audiencia dividida, el mandatario delineó sus principales logros hasta el momento, desde la imposición de aranceles a socios comerciales clave hasta la revocación de normativas sobre diversidad e inclusión. Sin embargo, su discurso dejó pocas señales de un intento de reconciliación política y, en cambio, reforzó la retórica que lo ha caracterizado desde su primera presidencia.
Un mensaje sin concesiones: críticas a Biden y polarización política
Desde el inicio de su intervención, Trump hizo hincapié en los problemas heredados de la administración de Joe Biden, culpándolo por la inflación, la crisis en la frontera y la inestabilidad internacional. «Recibimos un desastre económico y una pesadilla inflacionaria», afirmó, señalando a los demócratas como responsables del deterioro de la economía estadounidense.
El tono combativo del discurso se reflejó también en sus interacciones con los legisladores demócratas, quienes respondieron con carteles de protesta y, en algunos casos, abandonaron la sala. Trump, lejos de suavizar su mensaje, intensificó sus ataques, incluyendo el uso de apodos despectivos para sus adversarios políticos.
En materia migratoria, el presidente citó casos de crímenes cometidos por inmigrantes indocumentados para justificar su política de mano dura en la frontera. Además, insistió en la necesidad de una mayor militarización para frenar el flujo de migrantes, una estrategia que ha generado críticas tanto dentro como fuera del país.
Aranceles, economía y la apuesta por el nacionalismo comercial
Uno de los puntos centrales del discurso fue la política comercial de la administración Trump, marcada por un agresivo aumento de aranceles a China, México y Canadá. A pesar de las preocupaciones expresadas por economistas y legisladores republicanos, el presidente defendió la medida como un mecanismo para fortalecer la producción interna y generar empleo.
“Todo lo que nos arancelen, lo arancelamos de vuelta”, declaró, subrayando que su estrategia traerá “billones de dólares” a la economía estadounidense. Sin embargo, las repercusiones inmediatas ya se han dejado sentir en los mercados, con caídas en Wall Street en las horas previas al discurso.
Trump también destacó el papel de Elon Musk, a quien ha encomendado la tarea de supervisar la eficiencia gubernamental. El empresario, presente en el recinto, fue objeto de elogios por parte del presidente, aunque su gestión ha sido duramente criticada por los demócratas, quienes sostienen que sus recortes presupuestarios han afectado programas esenciales.
Ucrania y política exterior: un enfoque pragmático y controvertido
A pesar de centrarse mayormente en asuntos internos, Trump abordó la guerra en Ucrania, asegurando que está trabajando “incansablemente” para poner fin al conflicto. Sin embargo, evitó comprometerse con un respaldo financiero continuo a Kiev, lo que generó incertidumbre sobre el futuro del apoyo estadounidense a la resistencia ucraniana.
El presidente mencionó una carta reciente del presidente Volodymyr Zelensky en la que se mostraba dispuesto a retomar el diálogo. Aunque no detalló próximos pasos, su tono fue menos confrontativo que en días anteriores, cuando protagonizó un altercado con el líder ucraniano en la Casa Blanca.
Una nación dividida y una visión de gobierno inalterable
El discurso de Trump no solo reafirmó su postura, sino que dejó en claro que su administración continuará con un enfoque polarizador y sin concesiones. Mientras sus seguidores celebraron su mensaje como una reafirmación de sus promesas de campaña, los demócratas advirtieron sobre el riesgo de un gobierno que, según ellos, fomenta la división y el retroceso en derechos sociales.
La réplica demócrata, a cargo de la senadora Elissa Slotkin, enfatizó la necesidad de equilibrio y estabilidad en el gobierno. Desde Michigan, la legisladora criticó el enfoque “imprudente y caótico” de la administración Trump, subrayando que sus medidas podrían tener consecuencias a largo plazo en la economía y en la estabilidad institucional del país.
A medida que la administración avanza en su segundo mandato, la pregunta sigue siendo hasta qué punto Trump podrá gobernar sin generar una crisis política aún mayor. Con un Congreso dividido y una sociedad profundamente polarizada, su estrategia de confrontación podría definir el tono de los próximos años en Washington.