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Santa Lucía, Cuba: De Paraíso Turístico a Fantasma Desolado

La playa de Santa Lucía, ubicada en Camagüey, Cuba, alguna vez fue uno de los destinos turísticos más prestigiosos del país y del mundo. Conocida por sus arenas blancas y aguas cristalinas, Santa Lucía atraía a miles de turistas, especialmente canadienses, que contribuían significativamente a la economía local. Hoy, sin embargo, este otrora vibrante paraíso se ha convertido en un lugar desolado, marcado por el abandono y la ruina.

La playa de Santa Lucía ahora está cubierta de maleza y marabú. La infraestructura que antes sostenía un flujo constante de visitantes está en ruinas, con la mayoría de los hoteles cerrados y los pocos servicios restantes atrapados en un mar de burocracia. Un caso reciente denunciado por un residente local ejemplifica la situación: adquirir combustible se ha convertido en una odisea burocrática que refleja el estado de deterioro administrativo y operativo de la zona.

El turismo, que alguna vez fue la columna vertebral de la economía de Santa Lucía, ha visto una drástica disminución. Los pocos turistas que aún visitan la playa provienen principalmente de Rusia y Asia, pero su número es insuficiente para revivir la economía local. Además, estos visitantes no aportan significativamente a la economía local, exacerbando aún más la situación de declive.

Santa Lucía

El turismo nacional, que podría haber sido un salvavidas en medio de la crisis económica actual, también ha disminuido. Las dificultades económicas que enfrenta el país han llevado a los turistas cubanos a evitar Santa Lucía, prefiriendo destinos más accesibles y mejor mantenidos.

Lo que alguna vez fue un espectáculo de alegría y vitalidad, generando millones de dólares en ingresos, se ha transformado en un lugar fantasma, donde el silencio y la desolación reinan. La pregunta que surge es: ¿de quién es la culpa de este declive?

Las opiniones son variadas. Algunos señalan la falta de inversión y mantenimiento por parte del gobierno, que ha dejado que la infraestructura se deteriore sin realizar las necesarias renovaciones. Otros critican la burocracia y la ineficiencia administrativa que han obstaculizado cualquier intento de revitalización. También hay quienes culpan a la crisis económica global y las sanciones internacionales que han limitado la capacidad de Cuba para atraer y mantener el turismo extranjero.

Lo cierto es que la caída de Santa Lucía como destino turístico es un reflejo de problemas más amplios que enfrenta el país. Sin una intervención significativa y un cambio en las políticas y enfoques actuales, es poco probable que Santa Lucía recupere su antiguo esplendor. Mientras tanto, lo que una vez fue un destino paradisíaco sigue su lenta transformación en un triste recordatorio de lo que podría haber sido.

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