Desde el inicio de las hostilidades en Gaza el pasado 7 de octubre, la comunidad artística y cultural palestina ha sufrido pérdidas devastadoras. Según informes de la Oficina Central de Estadísticas y el Ministerio de Cultura de Palestina, al menos 45 escritores, artistas y activistas culturales han sido asesinados en el marco de los ataques israelíes. Además, la infraestructura cultural ha enfrentado una destrucción sin precedentes, con 32 centros e instituciones culturales, así como 12 museos, reducidos a escombros.
La violencia también ha borrado del paisaje 27 murales y ha dañado severamente ocho editoriales e imprentas, tres empresas y estudios de medios de producción artística, nueve bibliotecas públicas y cuatro santuarios y avenidas religiosas. Este patrón de destrucción se extiende a 219 mezquitas y tres iglesias, afectando a 287 más, además de 195 edificios históricos, nueve sitios arqueológicos y 19 universidades o colegios.
El Ministerio de Cultura palestino ha descrito estos ataques como una campaña de exterminio dirigida contra su sector cultural y patrimonio histórico, acusando a Israel de intentar borrar la memoria nacional y distorsionar los hechos históricos. Esta campaña ha resultado en la destrucción de importantes edificios históricos, museos, plazas públicas, monumentos y obras de arte, así como en el robo de valiosas antigüedades y hallazgos arqueológicos.
El Ministerio de Turismo y Antigüedades palestino ha denunciado los bombardeos contra sitios arqueológicos, culturales e históricos, considerándolos un intento de destruir el patrimonio nacional. Entre los sitios más afectados se encuentra la Mezquita de Omari, un importante sitio arqueológico y religioso que data desde una iglesia bizantina del siglo V hasta su actual forma de templo en el siglo XIII. Otros lugares dañados incluyen el antiguo puerto de Gaza, la Iglesia de Porfirio, la Mezquita de Jabalia y numerosos edificios históricos y museos.
Estos ataques no solo representan una pérdida irreparable para la cultura y el patrimonio palestino, sino que también plantean serias preocupaciones sobre el respeto a la conservación del legado cultural en contextos de conflicto. La comunidad internacional observa con consternación cómo se desvanecen siglos de historia y cultura bajo el fuego y la violencia.