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«No Hay Más Na»: Crisis Energética y la Odisea Diaria en Camagüey

Camagüey, una de las provincias más afectadas por la crisis energética en Cuba, enfrenta un panorama desolador con apagones que se extienden hasta 18 horas al día. Este fenómeno no solo descompone los alimentos por falta de refrigeración y hace imposible la cocción sin electricidad, sino que también corta el suministro de agua, paralizando actividades esenciales como la limpieza y el almacenamiento de agua para los hogares.

En medio de esta difícil situación, la prensa oficialista en Cuba se centra en alabar la «gestión informativa» de las autoridades locales, destacando la comunicación sobre los horarios de los cortes eléctricos como un ejemplo de eficacia. Según se informa, los Centros de Atención a Clientes proporcionan datos actualizados sobre el déficit energético, que supera los mil megavatios, ofreciendo a los ciudadanos la única opción de adaptarse a esta realidad sin esperanzas de soluciones inmediatas.

Mientras tanto, el Ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, emite promesas genéricas de mejoras futuras sin ofrecer un plan concreto o fechas específicas para la resolución de la crisis. Las declaraciones optimistas de las autoridades contrastan agudamente con la falta de medidas tangibles para aliviar la situación de los afectados.

Además de los apagones, los cubanos se enfrentan a la odisea diaria de gestionar su vida en medio de la incertidumbre. Las visitas entre familiares y amigos se han convertido en una valiosa red de apoyo, donde compartir recursos y estrategias de supervivencia fortalece el tejido social ante la adversidad. Estas interacciones resaltan la resiliencia y solidaridad de la comunidad, que busca maneras de sobrellevar la crisis juntos, en un ambiente donde la información oficial sobre la solución a la crisis brilla por su ausencia.

«No Hay Más Na» se convierte en el lema no oficial de los cubanos, que día tras día enfrentan la realidad de una crisis que afecta profundamente su calidad de vida, mientras la respuesta gubernamental se limita a la gestión de la información sin abordar las raíces del problema. En este contexto, la esperanza y la resiliencia de la población se ponen a prueba, esperando un cambio que aún no se vislumbra en el horizonte.

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