La televisión estatal cubana ha anunciado una reformulación del programa «Escuelas en el Campo», presentada durante el programa «Mesa Redonda» por Karenia Marrero Arrechea, directora general de Educación en La Habana. Esta actualización pretende introducir un enfoque distinto, alejándose de las antiguas prácticas agrícolas para centrarse en tareas que, según el gobierno, tienen un impacto directo en la sociedad. No obstante, surge la interrogante sobre si esta renovación es genuina o si esconde un intento más por parte del gobierno de mantener un control estricto sobre la juventud y su educación.
El anuncio de relanzar las «Escuelas en el Campo» bajo un «nuevo concepto» ha generado cierta preocupación, dado que históricamente estos programas han sido vistos como métodos para inculcar ideología y reforzar la lealtad al gobierno entre los jóvenes. Este programa integrará a estudiantes de octavo grado, onceno y segundo año de Educación Técnica Profesional (ETP) en actividades comunitarias y de mantenimiento, apartándose de la agricultura pero posiblemente perpetuando la misma dinámica de adoctrinamiento bajo un disfraz modernizado.
Durante un período de 15 días, los estudiantes no solo trabajarán en organopónicos locales, sino que también se encargarán del cuidado de monumentos y tarjas, actividades que, si bien son presentadas como enriquecedoras, podrían también interpretarse como una extensión del control estatal sobre los espacios educativos y laborales. La promesa de un impacto social positivo choca con las críticas de que el gobierno utiliza estos programas para asegurar una juventud alineada con los principios del Estado, sin ofrecer una verdadera experiencia educativa que fomente el pensamiento crítico y la independencia.
Este relanzamiento plantea un dilema sobre la verdadera intención detrás de la «nueva» versión del programa. ¿Se trata de un genuino intento por adaptar la educación a las necesidades reales de la sociedad cubana o es un esfuerzo más por mantener una juventud comprometida con el trabajo bajo directrices estatales? El tiempo dirá si este programa reformulado representa un avance real o simplemente más de lo mismo bajo una nueva fachada.