En un movimiento estratégico sin precedentes, más de 200 candidatos de diferentes partidos políticos en Francia, principalmente de la izquierda y del bloque centrista del presidente Emmanuel Macron, han decidido retirar sus candidaturas antes de la segunda vuelta de las elecciones legislativas. Este esfuerzo busca consolidar el voto y evitar que la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), liderada por Marine Le Pen, alcance una mayoría absoluta.
En la primera vuelta de las elecciones, que se celebró el domingo pasado, RN logró un notable 33,15% de los votos, contando con el apoyo de sus aliados conservadores. El Nuevo Frente Popular, que incluye a los socialistas, los verdes, los comunistas y La Francia Insumisa, se ubicó en segundo lugar con el 27,99% de los votos, mientras que la coalición Juntos por la República, liderada por Macron, obtuvo el 20,04%, posicionándose como la tercera fuerza más votada.
Francia emplea un sistema electoral en el que los escaños se deciden por circunscripciones uninominales. En este sistema, la retirada de un candidato puede incrementar significativamente las posibilidades de que el otro no afiliado a RN gane en esa circunscripción, evitando así una mayoría absoluta de la extrema derecha. De los más de 300 distritos que avanzaron a segunda vuelta con tres candidatos, ahora solo 91 mantendrán esta configuración, gracias a 218 renuncias registradas hasta el cierre del plazo de candidaturas.
Este fenómeno de renuncia masiva incluye al menos 130 candidatos del bloque de izquierda y 82 del campo de Macron, con un pequeño número proveniente de la derecha tradicional y del propio RN, estos últimos para favorecer a candidatos mejor posicionados dentro de su espectro político.
Esta consolidación de candidaturas refleja una táctica defensiva, implementada en un intento de bloquear el acceso al poder de la Agrupación Nacional, evitando que se disperse el voto antifascista y se facilite una victoria de la extrema derecha. Este es un claro indicativo de la tensión y la importancia que las partes atribuyen a estos comicios, que podrían definir el equilibrio político y social de Francia en los próximos años.