Maletines hacia Cuba: el canal paralelo que suple carencias y revela una crisis estructural

La Habana / Miami – 31 de julio de 2025 | Cada día, decenas de vuelos salen desde aeropuertos de Estados Unidos cargados no solo de personas, sino de paquetes, cajas y maletines llenos de productos esenciales con destino a Cuba. Esta dinámica, sostenida en gran medida por la comunidad cubana en el exterior, se ha convertido en una red informal de abastecimiento que actúa como alivio para las familias en la isla, pero también como un reflejo del deterioro estructural del sistema económico nacional.

Alimentos básicos, medicinas, productos de higiene, ropa, zapatos, repuestos eléctricos y hasta tecnología entran regularmente por equipaje acompañado o a través de agencias. A pesar de que estos envíos pueden parecer un gesto solidario —que sin duda lo son—, también evidencian una transferencia de funciones esenciales desde el Estado hacia su diáspora. Lo que en otros países es parte de la economía formal, en Cuba ha sido desplazado a los aeropuertos y agencias privadas del extranjero.

Este fenómeno tiene implicaciones profundas. Según cálculos aproximados, si se quisiera suplir con maletines la demanda alimentaria de la población más vulnerable, serían necesarios millones de equipajes anuales, algo logísticamente inviable. Más allá de los esfuerzos individuales o familiares, ninguna red informal puede compensar la incapacidad estructural para garantizar producción nacional o comercio estable.

En el centro del problema está un modelo económico que limita la iniciativa privada, mantiene el monopolio sobre las importaciones y establece barreras legales y aduaneras que impiden que los propios cubanos participen libremente en la solución. En lugar de facilitar, el sistema restringe. Mientras tanto, el acceso a estos maletines depende directamente de tener vínculos fuera del país, lo cual amplía la desigualdad entre los que pueden recibir ayuda externa y quienes no tienen esa posibilidad.

La escena del aeropuerto de Miami, con filas interminables de equipajes rumbo a Cuba, es más que una imagen cotidiana. Es la expresión visible de una economía que no logra sostener a su población por canales regulares. Mientras se mantenga el control centralizado del comercio y se impida el desarrollo de mercados libres y abiertos, la solución seguirá llegando en forma de maletín, pero nunca será suficiente. Porque cada envío no solo lleva productos: lleva implícita la pregunta que aún no tiene respuesta en la isla: ¿por qué esto no puede comprarse en casa?

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