Mientras gran parte de los medios internacionales centra su atención en el drama humanitario que enfrentan los niños en Gaza, poco o nada se dice del origen de esta tragedia ni de las víctimas invisibilizadas que aún sufren a manos del grupo terrorista Hamás.
Uno de esos rostros es el de Evyatar David, un joven israelí de 24 años, secuestrado durante el brutal ataque del 7 de octubre de 2023, cuando milicianos de Hamás irrumpieron en comunidades civiles al sur de Israel, masacrando a familias enteras y llevándose consigo a más de 240 personas como rehenes, incluidos ancianos, mujeres y niños.
En un video publicado recientemente por el brazo armado de Hamás, las Brigadas Al Qasam, David aparece cavando su propia tumba dentro de un túnel en la Franja de Gaza. Pálido, visiblemente debilitado y rodeado por un entorno hostil, el joven excava en silencio mientras se escucha la frase: “El tiempo se agota”.
Al final del metraje, David colapsa. También se le muestra anotando en un calendario su consumo de alimentos, revelando que pasa hasta tres días sin comer, y que cuando logra hacerlo, debe intercalar porciones mínimas de frijoles enlatados “para mantenerse con vida”.
Según testimonios de otros rehenes liberados, muchos de estos videos están guionizados y manipulados, pero reflejan con crudeza los abusos sistemáticos, la privación de alimento, y los maltratos físicos y psicológicos que padecen los secuestrados.
A pesar de que la situación en Gaza ha alcanzado niveles catastróficos, con imágenes desgarradoras de niños heridos y comunidades devastadas por los bombardeos, no puede ignorarse que esta tragedia comenzó con una masacre planificada, en la que Hamás atacó deliberadamente a la población civil y sigue utilizando a los rehenes como moneda de cambio, apelando al chantaje emocional en medio del sufrimiento colectivo.
“No hay justificación moral ni política para someter a un ser humano a semejante degradación”, señalan organizaciones israelíes que representan a las familias de los secuestrados, muchas de las cuales han perdido la esperanza de ver regresar con vida a sus seres queridos.
Hamás insiste en que “sólo un acuerdo de alto el fuego puede traerlos de vuelta”, lo que confirma que los rehenes son rehenes en todo el sentido literal y político del término.
Este tipo de crímenes, exige una mirada integral. Porque si algo ha enseñado la historia, es que ignorar una parte de la tragedia sólo prolonga el sufrimiento de todos.
Lo que no se muestra en muchas pantallas, también importa.
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