La Habana, la vibrante y cálida capital de Cuba, vivió un fenómeno meteorológico sin precedentes el 28 de diciembre de 1932. A primera vista, podría haberse interpretado como una broma del Día de los Inocentes, pero la nevada que cubrió parte de la ciudad fue muy real. Según reporta la revista Carteles, el centro de La Habana, algunos puntos de la periferia y una extensión aproximada de cinco millas del litoral habanero se vieron cubiertos por una ligera capa de nieve, de aproximadamente 15,3 gramos por centímetro cuadrado.
Un Suceso Inédito
La nevada comenzó a las 6:17 de la mañana y se prolongó hasta las 7:11, sumando casi una hora de asombro para los habaneros, que nunca antes habían sido testigos de tal acontecimiento. Las calles, usualmente cálidas y húmedas, se transformaron en escenarios dignos de una postal invernal. Las fotografías publicadas por la revista Carteles documentaron este insólito suceso, capturando la incredulidad y el asombro en los rostros de los habitantes.
Impacto en la Ciudad
El fenómeno no solo sorprendió a los residentes, sino que también despertó el interés de meteorólogos y curiosos de otras partes del mundo. La inusual nevada en una ciudad tropical como La Habana planteó numerosas preguntas sobre las condiciones climáticas que permitieron tal evento. Los registros meteorológicos y las teorías científicas posteriores intentaron explicar cómo una combinación única de factores atmosféricos pudo dar lugar a esta nevada histórica.
La Reacción de la Gente
Para los habaneros, acostumbrados a temperaturas cálidas durante todo el año, el 28 de diciembre de 1932 quedó grabado en la memoria colectiva como un día fuera de lo común. Los niños salieron a jugar con la nieve, construyendo pequeños muñecos y lanzando bolas de nieve, mientras que los adultos se maravillaban ante el inusual espectáculo. Algunos, escépticos, pensaron que podría ser una broma elaborada, pero la persistencia del fenómeno y la documentación fotográfica pronto disiparon cualquier duda.
Un Recuerdo Perdurable
Hoy, más de 90 años después, la nevada de 1932 sigue siendo un tema de conversación y un curioso capítulo en la historia de La Habana. Aunque las probabilidades de que algo similar vuelva a ocurrir son extremadamente bajas, aquel día de diciembre se ha convertido en una anécdota fascinante que demuestra la imprevisibilidad de la naturaleza. Las imágenes y relatos de esa jornada han perdurado, recordándonos que incluso en un clima tan predecible como el de Cuba, la naturaleza siempre puede sorprendernos.
La primera y única vez que nevó en La Habana permanece como un testimonio del poder y la sorpresa de los fenómenos naturales, un evento extraordinario que transformó la ciudad, aunque solo fuera por una hora, en un paisaje invernal.