Naciones Unidas ha documentado el asesinato de más de un centenar de civiles en el oeste de Siria durante la violencia registrada a finales de la semana pasada, según reporta Europa Press. El portavoz de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Thameen al Kheetan, indicó que se han verificado 111 muertes de civiles, aunque la cifra real podría ser significativamente mayor, ya que el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos estima cerca de un millar de ejecuciones.
Al Kheetan destacó que muchos de los casos documentados fueron ejecuciones sumarias motivadas por razones sectarias en las provincias de Tartús, Latakia y Hama, presuntamente perpetradas por individuos armados no identificados, miembros de grupos armados que apoyan a las fuerzas de seguridad de las autoridades interinas y elementos asociados al anterior gobierno. En varios casos alarmantes, familias enteras, incluyendo mujeres, niños y personas no combatientes, fueron asesinadas, siendo las ciudades y localidades predominantemente alauíes el foco principal de los ataques.
Testimonios recopilados indican que los atacantes irrumpieron en las viviendas y preguntaron a los residentes sobre su afiliación religiosa antes de decidir si los mataban o perdonaban. Algunos sobrevivientes relataron que muchos hombres fueron asesinados a tiros delante de sus familias.
Además, entre el 6 y el 7 de marzo, personas armadas vinculadas a las fuerzas de seguridad del anterior gobierno atacaron varios hospitales en Latakia, Tartús y Banias, desatando enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de las autoridades interinas y grupos armados afiliados. Estos incidentes resultaron en decenas de víctimas civiles, incluidos pacientes, médicos y estudiantes de medicina, así como en daños a las instalaciones hospitalarias.
Al Kheetan también alertó sobre saqueos de viviendas y tiendas, principalmente por parte de personas no identificadas que se habrían aprovechado del caos en el terreno, lo que llevó a muchos civiles a huir hacia zonas rurales o a una base aérea controlada por las fuerzas rusas en la zona.
Las autoridades interinas anunciaron el 10 de marzo el fin de las operaciones de seguridad en la zona costera, aunque se han reportado enfrentamientos intermitentes. Las tensiones también han sido alimentadas por un creciente discurso de odio, tanto en Internet como fuera de él, y por la difusión generalizada de información errónea, incluyendo imágenes sacadas de contexto, lo que ha exacerbado el miedo entre la población.
El jefe de la oficina, Volker Turk, ha solicitado que se garantice una rendición de cuentas por todos estos crímenes y ha acogido con satisfacción el anuncio de las autoridades interinas sobre la creación de un comité para investigar estos abusos. Turk enfatizó que las investigaciones deben ser rápidas, exhaustivas, independientes e imparciales, y que todos los responsables de violaciones deben rendir cuentas, independientemente de su afiliación, en línea con las normas y estándares del Derecho Internacional.
El presidente de transición y líder del grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS), Ahmad al Shara, anunció la creación de una comisión para preservar la paz civil, que contará con tres miembros, incluyendo a los gobernadores de Latakia y Tartús, y abogó por trabajar para fortalecer la unidad nacional en esta delicada etapa. Además, se ha puesto en marcha una comisión nacional independiente integrada por siete magistrados para investigar las recientes masacres en la costa de Siria, que deberá presentar un informe sobre los hechos en los próximos 30 días.
Estas masacres han desatado una condena internacional, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha atribuido estos hechos a terroristas islamistas radicales, incluyendo yihadistas extranjeros, alineados con las autoridades instauradas tras la caída de Al Assad debido a una ofensiva de yihadistas y rebeldes encabezados por HTS, considerado como una organización terrorista.
La situación en el oeste de Siria sigue siendo tensa, con la comunidad internacional observando de cerca los acontecimientos y esperando que las investigaciones en curso arrojen luz sobre los responsables de estos crímenes atroces.