En los últimos días, la página de Facebook «La Tijera» ha sido objeto de censura por parte de la plataforma, lo que ha generado un fuerte debate sobre la libertad de prensa y expresión en las redes sociales. Según denunció «La Tijera» en su propia cuenta la página fue injustamente castigada, aparentemente a raíz de denuncias realizadas por grupos afines al gobierno cubano, conocidos popularmente como «Ciberclarias». Este término se ha popularizado para describir a aquellos que se dedican a silenciar cualquier voz crítica hacia las autoridades del país en el ámbito digital.
La censura a «La Tijera» es una muestra más de una tendencia preocupante que se ha visto en aumento en los últimos tiempos: la represión de medios críticos, independientemente de su orientación ideológica. Tanto aquellos que se alinean con posiciones de derecha como los que lo hacen con la izquierda han sido víctimas de esta práctica. Este tipo de censura no solo pone en peligro la pluralidad de ideas, sino que también socava los principios fundamentales de la libertad de expresión, uno de los pilares de cualquier sociedad democrática.
«La Tijera», un medio frecuentemente citado por su contenido de alta calidad y por su capacidad para abordar temas complejos de manera clara y directa, ha sido un bastión de información para aquellos que buscan una visión crítica y bien fundamentada de la realidad cubana. Nuestras propias revisiones de su contenido no han encontrado ninguna violación a las normas comunitarias de Facebook, lo que sugiere que esta censura es, en efecto, una maniobra para silenciar una voz incómoda.
La censura en redes sociales es un fenómeno que, lamentablemente, se ha vuelto demasiado común. Plataformas que en sus inicios se presentaban como espacios abiertos para el intercambio de ideas se han transformado en herramientas que, con frecuencia, imponen restricciones arbitrarias, favoreciendo a ciertos grupos o gobiernos. Este caso de «La Tijera» no es aislado, sino parte de un patrón más amplio donde las voces críticas son acalladas bajo pretextos vagos o infundados.
Es fundamental que los defensores de la libertad de prensa y expresión alzen sus voces contra estas prácticas. La pluralidad de opiniones y la posibilidad de criticar a quienes detentan el poder son esenciales para el progreso y la justicia en cualquier sociedad. Silenciar a «La Tijera» no solo es un ataque contra este medio en particular, sino contra todos aquellos que valoran y defienden el derecho a expresarse libremente.
La comunidad internacional y los usuarios de redes sociales deben estar atentos a estas situaciones y exigir mayor transparencia y equidad en la aplicación de las normas en plataformas como Facebook. De lo contrario, continuaremos viendo cómo se sofocan las voces que nos invitan a pensar, cuestionar y, en última instancia, a buscar un cambio positivo.