En una respuesta casi unánime a la orden de evacuación, Fort Myers Beach se ha transformado en un pueblo casi desolado, preparándose para enfrentar la furia del huracán Milton. La localidad, que aún se recupera de los daños causados por el huracán Ian en 2022 y los recientes embates de Helene, se encuentra en un estado de abandono notable, con residentes y voluntarios trabajando contra reloj para proteger lo que queda.
Durante un recorrido realizado por el canal de Telemundo, se observó a los pocos habitantes restantes ocupados en labores de preparación. José Caal, uno de los voluntarios, destacó la colaboración en la zona para asegurar las viviendas: “Estamos rellenando mil bolsas de arena para proteger las entradas de las casas”. Además, se tomaron medidas como elevar muebles y sellar ventanas y puertas.
A pesar de la gravedad de la situación y la recomendación oficial de evacuar, algunos residentes decidieron quedarse. Jorge Mendoza y Marcela Naranjo, ambos habitantes de Fort Myers Beach, expresaron su decisión de enfrentar el huracán en sus propios términos. “No voy a salir. Vamos a esperar a ver qué pasa,” dijo Mendoza, reflejando una resolución firme pero peligrosa.
El paisaje en la localidad es testimonio del pasado tormentoso y de las secuelas dejadas por fenómenos previos. Condominios vacíos, gasolineras en ruinas y carteles solitarios son los restos visibles de desastres anteriores. Además, las calles todavía muestran escombros y basura que podrían convertirse en proyectiles con la llegada de nuevos vientos huracanados.
Este panorama de preparación y desolación en Fort Myers Beach subraya la tenacidad y el desafío de sus residentes, quienes, pese a las advertencias, algunos eligen permanecer y enfrentar la tormenta.