Cartel naranja y azul de la Bienal de La Habana

Finaliza la XV Bienal de La Habana tras cuatro meses de programación artística

Luego de cuatro meses de exposiciones y actividades en torno al arte contemporáneo, concluye hoy la XV Bienal de La Habana, un evento que reunió a 172 artistas visuales y a 230 invitados extranjeros, además de curadores, diseñadores, galeristas y creadores de diversas manifestaciones artísticas.

Bajo el lema Horizontes Compartidos, la Bienal celebró sus 40 años de existencia como una plataforma para el arte contemporáneo del Sur global. En esta edición, sus actividades se extendieron más allá del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, su sede principal, y abarcaron otros espacios como Casa de las Américas, la Fototeca de Cuba, la Estación Cultural de Línea y 18, los museos del Centro Histórico y el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales.

Más de 50 proyectos fueron desarrollados durante el evento, con la participación de estudiantes y profesores de las escuelas de arte del país. Además, la Bienal llevó sus propuestas a diferentes barrios habaneros como Quisicuaba en Los Sitios, Akokán en Los Pocitos, y comunidades de Regla y Casablanca. También trascendió los límites de la capital, alcanzando ciudades como Pinar del Río, Matanzas y Holguín.

Entre las propuestas destacadas de esta edición se encuentran una retrospectiva sobre el arte cubano en los 40 años de la Bienal, la exposición fotográfica Abuelas y abuelos prestados de Moník Molinet y el Proyecto Detrás del Muro, que intervino espacios del Malecón habanero en combinación con propuestas musicales.

El programa incluyó un apartado teórico desarrollado en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde artistas caribeños intercambiaron ideas en torno a la temática El giro decolonial: un nuevo reto para el arte y las ciencias sociales. En este espacio se abordaron temas como el papel de la Bienal en los procesos sociales, la educación como herramienta de transformación y la interacción entre el arte y la ciencia en los nuevos ecosistemas de convivencia.

En su decimoquinta edición, la Bienal mantuvo su vocación de transformar la ciudad, llevando el arte más allá de sus espacios tradicionales para insertarse en comunidades y barrios, con el objetivo de generar un contacto directo entre el público y las obras. A lo largo de estos meses, el evento reafirmó su propósito de promover el pensamiento crítico y la reflexión a partir de una perspectiva descolonizadora e identitaria.

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