Víctor Manuel Rocha, exembajador y diplomático, quien fue condenado a 15 años de prisión por actuar como agente extranjero no registrado de Cuba, no tendrá que pagar indemnizaciones a víctimas individuales, según la decisión de la corte federal de Miami. El juicio, que culminó esta semana, puso fin a un largo proceso en el que Rocha fue acusado de realizar actividades de espionaje para Cuba desde 1981.
Durante la audiencia de restitución presidida por la jueza federal de distrito Beth Bloom, se discutió si Rocha tenía responsabilidades económicas hacia otras posibles víctimas de sus actividades de espionaje. Aunque se presentó el testimonio de Francisco Chaviano, un opositor cubano que afirmaba haber sido perjudicado por las acciones de Rocha, la fiscalía concluyó que no había pruebas suficientes para demostrar daño directo a individuos específicos causado por la información suministrada por Rocha al gobierno cubano.
La jueza Bloom, al aprobar el acuerdo de culpabilidad que incluía la condena y una multa de $500,000 pagaderos al gobierno de Estados Unidos, determinó que no había otras víctimas más allá de este último a las que Rocha debiera compensar. Esta decisión ha provocado reacciones entre la comunidad de exiliados cubanos y las víctimas de represión del gobierno cubano, quienes esperaban que el caso estableciera un precedente para futuras reclamaciones contra actos de espionaje que afectan a individuos.
El caso de Rocha ha sido notable no solo por las implicaciones legales, sino también por el debate que ha generado sobre la justicia y la reparación en casos de espionaje internacional. Mientras tanto, organizaciones de exiliados como el Centro para una Cuba Libre han expresado su descontento con el resultado, argumentando que el acuerdo de culpabilidad falló en abordar adecuadamente la gravedad de los delitos cometidos y sus efectos sobre las víctimas individuales.