La posibilidad de un cierre del gobierno federal en Estados Unidos se volvió inminente este lunes, después de que una reunión clave entre el presidente Donald Trump y los principales líderes del Congreso concluyera sin avances. El país podría quedarse sin financiación a partir de la medianoche del martes, lo que afectaría directamente a millones de empleados públicos y a los servicios esenciales.
El vicepresidente J.D. Vance advirtió tras el encuentro que el cierre es “muy probable”, responsabilizando a los demócratas de bloquear un acuerdo presupuestario. A su lado, los líderes republicanos Mike Johnson (Cámara de Representantes) y John Thune (Senado) defendieron la postura de su partido de impulsar un plan de financiación a largo plazo en lugar de una solución temporal.
Los demócratas, encabezados por Hakeem Jeffries y Chuck Schumer, rechazaron la propuesta republicana por considerar que debilita programas sanitarios fundamentales como el Obamacare y Medicaid. Ambos dirigentes insistieron en que solo un acuerdo bipartidista garantizaría la estabilidad y advirtieron que no cederán nuevamente como lo hicieron hace seis meses.
El estancamiento se produce en un contexto en que los republicanos controlan la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso, pero necesitan votos de la oposición en el Senado para aprobar cualquier iniciativa. Este choque político refleja una pugna de mayor alcance: los republicanos buscan consolidar su dominio, mientras que los demócratas ven la oportunidad de avanzar en la expansión de la cobertura médica.
Un eventual cierre significaría la suspensión temporal de cientos de miles de trabajadores federales, incluido personal militar, y retrasos en servicios públicos clave. Aunque recibirían sus salarios retroactivamente una vez resuelta la crisis, la interrupción tendría consecuencias inmediatas para familias y comunidades dependientes del gobierno.
Analistas advierten que la incertidumbre también podría agravar la fragilidad económica, marcada por la inflación persistente y el impacto de los aranceles comerciales de Trump. El propio presidente sugirió que un cierre permitiría reducir de manera permanente el tamaño del gobierno federal, un mensaje que aumenta la tensión política en Washington.
Con el tiempo en contra y sin señales de consenso, el país se acerca a lo que sería el primer cierre federal en el segundo mandato de Trump, un episodio con alto costo político para ambas partes y efectos aún imprevisibles sobre la economía y la estabilidad institucional.
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