Hombre caminando frente a mural de Che Guevara

¿Está realmente Cuba preparada para enfrentar un nuevo mandato de Donald Trump? Una realidad que desmiente las palabras oficiales

El reciente triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha generado una reacción del Gobierno cubano, que asegura estar preparado para enfrentar las posibles consecuencias de su retorno al poder. Sin embargo, al analizar la realidad actual de la isla, las declaraciones del presidente Miguel Díaz-Canel parecen alejarse de la situación que viven diariamente los ciudadanos cubanos.

Según lo expresado por Díaz-Canel, el resultado de las elecciones en EE.UU. era un «escenario previsto» y el país se encontraba preparado para afrontarlo. En sus palabras, transmitidas por medios oficiales, el mandatario subrayó que Cuba había estado anticipando esta posibilidad y reiteró su disposición al diálogo con Washington, siempre que fuera «en condiciones de igualdad» y sin aceptar «injerencias».

No obstante, aunque el presidente afirmó que el país está listo para enfrentar los retos que pueda imponer un segundo mandato de Trump, la realidad de Cuba pinta un panorama mucho más complejo y preocupante.

La crisis interna desmiente la preparación proclamada

En la actualidad, Cuba enfrenta una de las peores crisis económicas y sociales de las últimas décadas. Los apagones son frecuentes y prolongados, afectando no solo la vida cotidiana de los ciudadanos, sino también la ya disminuida productividad nacional. Las industrias operan a niveles mínimos, y el desabastecimiento de alimentos y medicamentos golpea a todos los sectores de la sociedad, dejando al descubierto un sistema incapaz de satisfacer las necesidades básicas de su población.

A pesar de las continuas acusaciones del Gobierno hacia el embargo estadounidense como principal causa de la crisis, es evidente que las políticas económicas internas han desempeñado un papel fundamental en el agravamiento de la situación. La fallida unificación monetaria, los errores en la planificación económica y la ineficiencia estructural del modelo productivo socialista han exacerbado los problemas estructurales del país.

En este contexto, afirmar que el país está preparado para enfrentar un endurecimiento de las políticas estadounidenses parece poco realista. No se trata solo de una cuestión de sanciones externas, sino de una economía interna colapsada que no muestra signos de recuperación.

El malestar social: un desafío creciente

A la crisis económica se suma un creciente descontento social. Las protestas, antes impensables en un país donde la disidencia se reprime con severidad, se han convertido en un fenómeno cada vez más común. Desde las manifestaciones masivas de julio de 2021 hasta las movilizaciones más pequeñas pero persistentes en diversas localidades, los cubanos han dejado claro su descontento con la gestión gubernamental.

El éxodo masivo es otro indicador del malestar. Miles de cubanos, incluidos jóvenes y profesionales, han optado por abandonar el país, buscando mejores oportunidades en el extranjero. Este flujo migratorio, calificado de «inédito» por expertos, no solo es una consecuencia de la crisis, sino también un reflejo del desánimo ante la falta de perspectivas de mejora.

Un panorama incierto ante el regreso de Trump

La postura de Trump hacia Cuba durante su primer mandato se caracterizó por un endurecimiento significativo de las sanciones, incluyendo restricciones en las remesas, limitaciones a los vuelos comerciales y la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Aunque Díaz-Canel asegura estar dispuesto a dialogar, el historial de Trump sugiere que es poco probable que su administración facilite un acercamiento diplomático.

En este contexto, el Gobierno cubano deberá enfrentar no solo la posible continuación de las sanciones, sino también el desafío de gestionar una crisis interna que está minando la confianza y la paciencia de su población. Sin una estrategia clara para revitalizar la economía, garantizar el acceso a bienes esenciales y abordar el malestar social, las declaraciones de «preparación» parecen más un intento de tranquilizar a la opinión pública que una evaluación honesta de la situación.

La brecha entre discurso y realidad

Si bien el Gobierno cubano insiste en que el país está listo para enfrentar los desafíos de un nuevo mandato de Donald Trump, los hechos demuestran lo contrario. Los interminables apagones, la escasez de alimentos y medicinas, el colapso económico y el descontento social generalizado son señales de un sistema que lucha por mantenerse a flote.

En lugar de centrarse únicamente en responsabilizar al embargo estadounidense, el liderazgo cubano debe mirar hacia adentro y abordar las profundas fallas estructurales que han llevado al país a esta situación. Sin un cambio significativo en la gestión y la implementación de políticas efectivas, la proclamada «preparación» no será suficiente para enfrentar los desafíos que se avecinan.

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