La ola de explosiones ocurre días después del fallido atentado contra el candidato presidencial Miguel Uribe en Bogotá
Al menos seis personas han muerto y más de una decena han resultado heridas tras una cadena de atentados con bomba ocurridos este lunes en la ciudad de Cali, capital del departamento colombiano de Valle del Cauca, y en municipios cercanos, según ha confirmado la Policía Nacional.
Las explosiones, que alcanzaron una decena de objetivos, incluyeron ataques contra comisarías, edificios municipales y zonas urbanas densamente pobladas. En Cali, los barrios afectados fueron Meléndez, Manuela Beltrán y Los Mangos, donde se sospecha que algunas de las bombas fueron colocadas en motocicletas. Entre las víctimas se encuentran dos agentes de policía, según confirmó el director de la institución, Carlos Fernando Triana.
Pocas horas después, una nueva explosión en el caserío de Guachinte —también dentro del departamento— dejó tres muertos adicionales, elevando a seis el número total de fallecidos hasta el momento.
Los ataques no se limitaron a Cali. En los municipios de El Bordo y Corinto fueron activados carros bomba, aunque en estos casos no se reportaron víctimas, sí se registraron daños materiales considerables. Además, en Caloto, un agente fue asesinado por un francotirador, y otra detonación tuvo lugar en el peaje de Villa Rica, sobre la estratégica Vía Panamericana.
Este estallido de violencia se produce tras el intento de asesinato del candidato presidencial Miguel Uribe durante un acto público en Bogotá el pasado sábado, lo que ha elevado la tensión política y la alarma nacional.
Desde el Gobierno, el ministro de Defensa, Pedro Arnulfo Sánchez, sugirió que los ataques serían una respuesta de los grupos armados a los recientes avances militares en la región. A su vez, el Ejército colombiano ha atribuido la autoría de los atentados al grupo disidente de las FARC conocido como Ejército del Pueblo, liderado por Néstor Gregorio Vera, alias Iván Mordisco, con fuerte presencia en el suroeste del país.
En respuesta a los hechos, las autoridades locales y nacionales han hecho llamados urgentes por el restablecimiento del orden. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, aseguró que “nada es más urgente que recuperar la seguridad de los colombianos”. Por su parte, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, fue aún más crítico: “La gente está a merced de los violentos y el Gobierno parece más preocupado por justificar a los criminales que por proteger a los ciudadanos”.
La Tercera División del Ejército colombiano, con jurisdicción sobre el Valle del Cauca, expresó su “respaldo absoluto a la Policía” y reafirmó su compromiso con la defensa de la ciudadanía ante lo que calificó como “ataques cobardes”.
Colombia enfrenta así un nuevo repunte de violencia política y guerrillera en un momento de alta tensión preelectoral, que vuelve a poner a prueba la estabilidad de los acuerdos de paz y el control del Estado en regiones históricamente afectadas por el conflicto armado.
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