Personas hacen fila frente a banco cerrado

Empresas extranjeras enfrentan nuevas restricciones para repatriar divisas desde Cuba


Varias empresas extranjeras asentadas en Cuba han recibido recientemente una notificación oficial que limita su capacidad para repatriar los fondos en divisas que mantienen en cuentas bancarias dentro del país. Según fuentes empresariales y diplomáticas, que solicitaron el anonimato, en algunos casos se trata de sumas millonarias que han quedado inmovilizadas, generando preocupación y malestar entre los afectados.

De acuerdo con estas fuentes, la medida ha motivado que varias compañías expresen sus quejas a sus respectivos Gobiernos, señalando que estos fondos pertenecen legítimamente a sus operaciones y no al Estado cubano. Algunos empresarios indican que sus cuentas han sido congeladas, permitiéndoles utilizar el dinero exclusivamente para transacciones dentro del territorio nacional.

En lugar de permitir la transferencia de estos fondos al exterior, las autoridades cubanas han ofrecido una alternativa: la apertura de un nuevo tipo de cuenta bancaria en divisas. Esta modalidad, aún en fase piloto, permite operar con respaldo monetario, pero sólo admite depósitos de capital nuevo, enviados directamente desde el extranjero. Las empresas no podrán transferir fondos ya existentes en las cuentas bloqueadas a este nuevo esquema financiero.

Algunas entidades foráneas, especialmente aquellas con vínculos de inversión estratégica, ya han comenzado a utilizar estas nuevas cuentas. Según reportes, empresas asociadas a GAESA —el conglomerado empresarial vinculado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias que controla sectores clave como turismo, telecomunicaciones y comercio minorista— habrían sido las primeras en acceder a este mecanismo.

Mientras algunas compañías consideran la medida como un ajuste inevitable ante la prolongada crisis económica que vive el país, otras se muestran escépticas. Las dudas se sustentan en experiencias anteriores con monedas internas como el extinto peso convertible (CUC) o la actual Moneda Libremente Convertible (MLC), cuya estabilidad y convertibilidad han sido puestas en entredicho con el paso del tiempo.

El trasfondo de esta decisión está directamente relacionado con la grave situación financiera que enfrenta el sistema bancario cubano. La falta de liquidez afecta tanto a los pesos cubanos —cuya disponibilidad ha sido restringida desde mediados de 2024— como a las divisas extranjeras, en medio de una economía altamente estatalizada desde 1959.

Entre las causas de esta crisis figuran la lenta recuperación tras la pandemia, el endurecimiento de las sanciones económicas por parte de Estados Unidos, y una serie de políticas monetarias y fiscales que no han logrado estabilizar el panorama interno. En este contexto, el Gobierno ha acelerado procesos de bancarización y dolarización para captar más divisas, mientras sigue controlando el comercio exterior, del cual depende más del 80 % de lo que consume la población cubana.

La medida tomada con respecto a las cuentas de las empresas extranjeras es, según observadores, un intento más del Estado por administrar los escasos recursos disponibles, aunque no está exento de riesgos en términos de confianza internacional e inversión futura.

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