El papa León XIV, primer pontífice estadounidense, pidió poner fin a lo que definió como la “pandemia de las armas”, al referirse al tiroteo ocurrido el pasado 27 de agosto en la Escuela Católica de la Anunciación de Minneapolis, donde murieron dos menores y otras 18 personas resultaron heridas.
“Pidamos a Dios que detenga la pandemia de las armas grandes y pequeñas que infecta nuestro mundo”, expresó el pontífice durante el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, donde también ofreció oraciones por las víctimas y por los “innumerables niños” que pierden la vida o resultan heridos a causa de la violencia armada cada día.
El ataque se produjo mientras estudiantes y personal participaban en una misa escolar. En Minneapolis, se han levantado altares improvisados y mensajes en memoria de las víctimas, lo que refleja la conmoción de la comunidad católica y de la ciudad en general.
El papa León ha mantenido una línea crítica hacia la “lógica de las armas” y el comercio armamentista, continuando así con la postura de su predecesor, Francisco, quien condenaba con frecuencia a la industria de las armas y advertía sobre su uso indiscriminado por parte de civiles.
Aunque en un primer telegrama tras el tiroteo se abstuvo de hablar sobre leyes de control de armas, sus declaraciones más recientes subrayan la necesidad de enfrentar la crisis con firmeza. Su mensaje coincide con el de figuras cercanas como el cardenal Blase Cupich, quien señaló que los intentos de limitar la disponibilidad de armas han sido rechazados “en nombre de una libertad que no se encuentra en la Constitución”.
El tiroteo en Minneapolis vuelve a poner en el centro del debate el acceso a las armas en Estados Unidos, un tema que enfrenta la resistencia de sectores políticos, mientras crecen los llamados de líderes religiosos y sociales a implementar leyes más estrictas y soluciones integrales que incluyan atención a la salud mental.
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