En 1994, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos lanzó un programa pionero denominado “Moving to Opportunity”. Este proyecto, dirigido por Lawrence F. Katz, profesor de Harvard y economista jefe del Departamento de Trabajo durante la administración de Bill Clinton, buscaba explorar los efectos de largo plazo de proporcionar a las familias de bajos ingresos la oportunidad de mudarse a vecindarios con mejores servicios y oportunidades.
El programa se implementó inicialmente en cinco grandes ciudades estadounidenses: Boston, Baltimore, Chicago, Nueva York y Los Ángeles. Participaron 4,604 familias que vivían en barrios de alta pobreza y criminalidad. El objetivo era examinar si el traslado a un mejor vecindario podría beneficiar económicamente a estas familias.
El experimento asignó a las familias a uno de tres grupos: uno recibió un vale que solo podía ser usado para alquilar en un vecindario de baja pobreza, otro grupo recibió un vale sin restricciones de ubicación, y un grupo de control que permaneció en su vecindario original.
Los resultados iniciales mostraron mejoras en la salud y la satisfacción con las viviendas nuevas, aunque no hubo efectos significativos en el empleo o la educación de los adultos. Sin embargo, el análisis inicial no incluyó un seguimiento exhaustivo de los niños involucrados.
Más de dos décadas después, en 2015, los investigadores Raj Chetty, Nathaniel Hendren y Lawrence Katz revisaron el estudio, enfocándose en los hijos de las familias que participaron. Descubrieron que aquellos niños que se mudaron a vecindarios con mejores servicios experimentaron mejoras notables en educación e ingresos.
El impacto del estudio fue tal que motivó cambios en las políticas de vivienda del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de EE.UU., asegurando que las familias utilizaran sus vales para mudarse a vecindarios con altas comodidades. Los investigadores concluyeron que ofrecer vales para mudarse a vecindarios de menor pobreza a familias con niños pequeños puede reducir la persistencia intergeneracional de la pobreza y generar beneficios económicos a largo plazo.
El estudio subraya la importancia de los vecindarios en el desarrollo infantil y sugiere que políticas similares podrían tener un impacto significativo en reducir la desigualdad social y económica. A pesar de los avances, los desafíos para mejorar la movilidad ascendente en EE.UU. continúan, destacando la necesidad de políticas más amplias que aborden la desigualdad en todas sus formas.