MADRID, 24 Abr. (EUROPA PRESS) –
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha anunciado este martes sanciones contra dos líderes terroristas de la rama del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), rama de Al Qaeda que opera en Malí, por la toma de rehenes estadounidenses en África Occidental en el marco de los esfuerzos de Washington «para traer a casa a rehenes y nacionales estadounidenses detenidos injustamente».
Los sancionados son Sidan ag Hitta, alto líder del JNIM en Malí que coordinó las negociaciones relativas a la liberación de rehenes occidentales, y Jafar Dicko, líder del JNIM en Burkina Faso del que se sospecha que supervisó la detención de un ciudadano estadounidense.
Hita y Dicho están siendo designados por haber ayudado, patrocinado o proporcionado apoyo financiero, material o tecnológico, o bienes o servicios, en un acto de toma de rehenes de un ciudadano estadounidense en el extranjero, según reza un comunicado.
«JNIM se basa en la toma de rehenes y la detención injusta de civiles para ganar influencia e infundir miedo, creando angustia y miseria para las víctimas y sus familias. El Tesoro seguirá utilizando todas las herramientas a nuestra disposición para responsabilizar a quienes buscan mantener a nuestros ciudadanos como rehenes», ha declarado el subsecretario para Terrorismo e Inteligencia Financiera, Brian E. Nelson.
Al mismo momento que el Tesoro ha anunciado estas sanciones, el secretario del Departamento de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha designado a siete líderes de JNIM y Al Murabitún, grupo bajo la égida de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) bajo el compromiso «de desbaratar y negar a Al Qaeda y sus afiliados los recursos financieros que necesita para llevar a cabo ataques».
JNIM, la filial más grande de Al Qaeda en África Occidental y el Sahel, se ha atribuido la responsabilidad de numerosos secuestros y ataques desde su formación en 2017. La organización terrorista recibe financiación a través de secuestros para pedir rescates, extorsión, y de contrabandistas y traficantes.
Malí, al igual que otros países del Sahel, ha venido registrando en los últimos años un número creciente de ataques yihadistas obra tanto de la filial de Al Qaeda en la región como de la de Estado Islámico, lo cual ha hecho además aumentar la violencia intercomunitaria y provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas.