El expresidente Donald Trump ha enfocado su tercera campaña presidencial en la propagación de teorías de conspiración y en la explotación de temores racistas hacia los inmigrantes. Durante su más reciente aparición en el Israel-American Council Summit 2024 en Washington, D.C., Trump reiteró afirmaciones falsas y discursos que han caracterizado su estilo político, en particular sobre temas relacionados con la inmigración y las elecciones de 2020.
Desde el inicio de su carrera política, Trump ha utilizado una narrativa que acusa a los inmigrantes, particularmente los no blancos, de ser una amenaza para los Estados Unidos. Ahora, su campaña parece estar centrada casi exclusivamente en avivar esos temores raciales, al mismo tiempo que adopta y refuerza teorías de conspiración que niegan hechos probados, como la legitimidad de las elecciones o la seguridad de las vacunas.
Entre las figuras que han apoyado su retórica está JD Vance, senador por Ohio y antiguo crítico de Trump, quien ha sido uno de los más visibles promotores de una falsa historia que acusa a inmigrantes haitianos de secuestrar y comer mascotas en Springfield, Ohio. A pesar de que esta acusación ha sido desmentida por las autoridades locales, Vance ha continuado difundiendo la mentira, generando pánico en la comunidad y provocando amenazas de violencia que han requerido la intervención de la policía estatal de Ohio.
Trump también ha rodeado su campaña de otras figuras prominentes en el ámbito de la conspiración, como Laura Loomer y Robert F. Kennedy Jr. Loomer, conocida por promover teorías como que los ataques del 11 de septiembre fueron un «trabajo interno», ha estado viajando junto a Trump durante esta etapa de la campaña. Por su parte, Kennedy Jr., quien terminó su candidatura presidencial y respaldó a Trump en agosto, ha sido uno de los mayores difusores de desinformación sobre las vacunas y otras teorías infundadas, como que las señales Wi-Fi causan cáncer.
El uso de estas teorías, que socavan la confianza en expertos y gobiernos, parece ser parte de la estrategia para atraer a votantes con poca información y consolidar su base electoral. Este enfoque, que se basa en el miedo y la desinformación, ha desplazado a los temas políticos tradicionales, y se ha convertido en el núcleo de la campaña de Trump en su búsqueda por regresar a la Casa Blanca.
A pesar de las críticas, Trump continúa utilizando estas tácticas en un intento por mantener la atención y el apoyo de sectores que temen los cambios demográficos en los Estados Unidos.