Miami, Florida — Ante la inminente salida de Marco Rubio del Senado para asumir el cargo de secretario de Estado en la administración de Donald Trump, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha designado a la fiscal general del estado, Ashley Moody, como su reemplazo temporal en la Cámara Alta. Moody ocupará el escaño hasta la celebración de una elección especial en 2026, dos años antes de la conclusión del mandato original de Rubio, que estaba previsto hasta 2028.
La decisión de DeSantis no resulta sorpresiva dentro del espectro político de Florida. Moody, republicana de línea dura y aliada cercana del gobernador, ha sido una de las figuras más visibles en la agenda conservadora del estado, con un fuerte enfoque en temas de seguridad, inmigración y resistencia a lo que sus correligionarios denominan «políticas progresistas radicales».
En el anuncio de su designación, DeSantis destacó los criterios que guiaron su decisión, enfatizando la necesidad de un liderazgo que refuerce las políticas contra la inmigración irregular, combata los efectos de la inflación y haga frente a lo que describió como la “agenda woke” en Washington. Estos puntos reflejan los mismos ejes discursivos que han marcado tanto su gestión en Florida como su fallida campaña presidencial.
Moody, por su parte, agradeció la confianza del gobernador y subrayó su compromiso de continuar con las prioridades que ha impulsado como fiscal general. «Me honra esta oportunidad de servir a Florida desde el Senado. Aportaré la misma determinación y principios que han guiado mi labor en el ámbito judicial y en la procuraduría del estado», afirmó en su discurso tras la designación.
La trayectoria de Moody en el ámbito legal y político ha sido ascendente. Antes de asumir el cargo de fiscal general en 2019, se desempeñó como jueza de circuito en el condado de Hillsborough, con una carrera que abarcó desde el ejercicio privado hasta la fiscalía federal. Su gestión ha estado marcada por un enfoque riguroso en temas de seguridad pública y litigios contra políticas federales demócratas, consolidándose como una figura influyente en la política republicana de Florida.
Con su llegada al Senado, Moody se unirá a Rick Scott, el otro senador por Florida, también republicano y exgobernador del estado. La dupla Scott-Moody refuerza el dominio conservador en la representación floridana en el Congreso, en un momento en el que el partido busca consolidar su influencia de cara a las elecciones de 2026 y 2028.
La elección especial para definir quién ocupará el escaño de manera permanente promete convertirse en un escenario clave para la política de Florida. Se espera que el Partido Republicano impulse un candidato que mantenga la línea de Rubio, mientras que los demócratas buscarán aprovechar la oportunidad para desafiar la hegemonía conservadora en el estado. Entretanto, Moody asume la responsabilidad de representar a Florida en el Senado en un contexto político nacional cada vez más polarizado.