Cerca de 900 familias residentes en el parque de casas móviles Li’l Abner en Sweetwater enfrentan una difícil situación tras recibir la notificación de desalojo que estipula el cierre definitivo del parque para el 19 de mayo de 2025. La noticia ha generado preocupación y malestar entre los residentes, quienes ahora se ven obligados a encontrar nuevas opciones de vivienda en un mercado inmobiliario desafiante y de altos precios.
La decisión de cierre se informó sin previo aviso, dejando a las familias en medio de la temporada festiva y generando un sentimiento de incertidumbre sobre su futuro. Ante la creciente tensión, la policía de Sweetwater ha intervenido en los alrededores del parque para gestionar el tráfico, ya que los residentes han salido a las calles en busca de apoyo y soluciones.
El alcalde de Sweetwater, José “Pepe” Díaz, expresó su preocupación por el impacto de esta decisión en la comunidad. “Entendemos el momento crítico en el que se ha comunicado esta noticia, y estamos trabajando para explorar opciones que brinden apoyo a las familias afectadas”, señaló en un comunicado.
Algunos residentes, como Francisco, quien había adquirido recientemente su casa móvil con la ilusión de construir su propio espacio, enfrentan ahora la posibilidad de perder esa inversión. “Es devastador imaginar que todo el esfuerzo y los recursos que invertimos pueden desaparecer de un día para otro”, comentó visiblemente afectado.
La empresa propietaria del terreno, The Urban Group, ha ofrecido un incentivo económico de hasta 14,000 dólares para aquellos que abandonen el lugar antes del 31 de enero de 2025. Sin embargo, este monto resulta insuficiente para muchos, considerando los altos costos de reubicación y las posibles pérdidas asociadas al desalojo. “Para los que tenemos hijos, esta situación es un golpe muy fuerte. Este lugar es nuestro hogar, y empezar desde cero no es una opción fácil”, expresó una residente, quien prefirió no revelar su identidad.
El cierre del parque forma parte de un proyecto de desarrollo urbano que busca transformar la zona mediante la creación de viviendas asequibles y orientadas a la fuerza laboral, junto con instalaciones educativas, médicas y recreativas. Aunque el plan promete beneficios a largo plazo para la comunidad, muchos de los actuales residentes temen no ser parte de esa visión de futuro.
Mientras tanto, la angustia se mantiene en las familias que ahora deben buscar alternativas para reubicarse en un corto plazo, enfrentando el desafío de asegurar un nuevo hogar en un contexto de incertidumbre económica y social.