Si algo caracteriza a la prensa oficialista en Cuba, más allá de su férreo compromiso con la narrativa estatal, es su admirable capacidad para convertir la desgracia cotidiana en un anuncio institucional. Basta con echar un vistazo a las noticias recientes en el diario Tribuna de La Habana para entender que en la Isla la crisis no es un evento inesperado, sino un cronograma bien estructurado.

«Afectaciones eléctricas del 3 al 9 de marzo» – Para que no digan que no avisamos
Nada grita más «planificación socialista» que un anuncio oficial de los apagones con fechas y horarios. Es reconfortante saber que los cortes eléctricos no ocurren de manera arbitraria, sino con una precisión casi quirúrgica:
- Día 5 de marzo: Bloques 3 y 4 sin corriente desde las 3:00 p.m. hasta después del pico de demanda.
- Días siguientes: ¿Quién sabe? Pero confíen en la UNE, que les tendrá informados sobre la próxima tanda de oscuridad.
No se trata de una avería, de un huracán, ni de un acto de sabotaje. No, señores. Es un simple “déficit de generación”, una frase que ya es parte del argot diario del cubano promedio, como “¿qué te tocó en la libreta este mes?” o “¿quién es el último en la cola?”.
Agua: Un lujo que se anuncia por capítulos
Sigamos con otra joya del periodismo cubano: “Empresa Aguas de La Habana informa sobre afectaciones en el servicio este 5 de marzo”. Porque claro, ¿por qué conformarse con la incertidumbre cuando se puede tener una agenda de días sin agua con anticipación?
Los trabajos de mantenimiento en la fuente de abasto de Cuenca Sur significarán que varios barrios de la capital deberán abastecerse con cubos y pomos. Pero lo mejor de todo es la ausencia total de una solución a largo plazo.
Por supuesto, esto es solo en La Habana, la ciudad donde al menos se informa con cierta «seriedad». En el interior del país, la gente se entera de que no habrá agua cuando gira la llave y no sale ni aire. Y si llama a la empresa de acueducto, la respuesta suele ser un sentido “compañero, la pipa está en camino”. Un camino largo, sinuoso y lleno de baches, porque las pipas también dependen del combustible que tampoco hay.
El gas licuado: ¿se vende o se exhibe en un museo?
Otra noticia destacada es: “Informan sobre afectaciones en la distribución y venta del gas licuado”. En cualquier otro país, esto sería un titular de crisis. En Cuba, es un martes normal.
La pregunta de siempre: ¿habrá gas?
La respuesta de siempre: tal vez, quizás, puede ser.
Las autoridades insisten en que el servicio se mantiene, pero las colas kilométricas en los puntos de venta dicen lo contrario. Mientras tanto, el cubano promedio se vuelve un químico experto en combustibles alternativos:
- Fogón de leña: nivel básico.
- Carbón: nivel intermedio.
- Alcohol de quemar (si se encuentra): nivel avanzado.
Mientras tanto, una historia de éxito
Y en medio de todas estas “afectaciones programadas”, Tribuna de La Habana se asegura de intercalar noticias inspiradoras como “Una vida dedicada a las telecomunicaciones”. Para recordar que, aunque no haya corriente, agua ni gas, hay personas que han pasado décadas dedicadas a algo tan noble como las telecomunicaciones… que, irónicamente, también sufren afectaciones diarias.
La gran pregunta: ¿hasta cuándo?
La realidad es que la crisis de los servicios básicos en Cuba no es nueva ni temporal. No es un problema de «afectaciones puntuales» ni de «trabajos de mantenimiento». Es la normalización de la precariedad, presentada con boletines informativos que intentan disfrazar la falta de soluciones reales.
En el interior del país, la situación es aún peor. Si en La Habana al menos se publica el cronograma del desastre, en provincias como Guantánamo, Granma o Ciego de Ávila, las «afectaciones» son un estilo de vida. Un día sin luz, dos sin agua, tres sin gas… y cuando llega la pipa, resulta que el agua viene con extra de sedimentos.
Así que si vives en Cuba y hoy tienes luz, agua y gas al mismo tiempo, considérate afortunado. Tómale una foto al fogón encendido, abre la ducha como si fuera una fuente de la abundancia y, sobre todo, guarda ese momento en tu memoria. Porque mañana, probablemente, te toque leer otra noticia en Tribuna de La Habana informando sobre la próxima «afectación».