A pesar de la reciente visita del Ministro de Energía y Minas, Vicente de La O Levy, a la provincia de Camagüey, donde se comprometió a analizar y mejorar la situación electroenergética, los residentes siguen enfrentando extensos cortes de luz que duran hasta 18 horas. Este problema se ha agravado con las actuales lluvias, intensificando las dificultades diarias de la población.
Durante su recorrido, el Ministro De La O Levy visitó la Empresa Geominera Camagüey y otras entidades, dialogando sobre la necesidad de mejorar la infraestructura energética y la producción de minerales como el oro y el cromo. A pesar de las promesas de progreso y de la implementación gradual de soluciones para la crisis energética —incluida la reparación de unidades en centrales termoeléctricas como Santa Cruz del Norte en Mayabeque y Felton en Holguín— los ciudadanos de Camagüey expresan su frustración y descontento en redes sociales.
Las críticas no se han hecho esperar, reflejando el cansancio y la decepción de una comunidad que ve poco cambio en su situación. Los habitantes destacan que, más allá de las visitas oficiales y las declaraciones optimistas, la realidad de los apagones prolongados continúa afectando gravemente su vida cotidiana y su economía.
La situación de los apagones ha llevado a Cuba a un estado de baja productividad, prácticamente paralizando el país. La falta constante de energía impide que funciones básicas y gestiones simples se realicen de manera normal, convirtiendo cualquier trámite en una odisea de días y más días. Este escenario pone de manifiesto los desafíos que enfrenta el sector energético en Cuba y la urgente necesidad de encontrar soluciones efectivas y duraderas que alivien la carga de los ciudadanos y permitan un desarrollo sostenible y equitativo para todos.
El Ministro enfatizó la importancia de ahorrar combustible y de seguir adelante con los proyectos existentes para asegurar un desarrollo económico más robusto. Sin embargo, para los agramontinos, las soluciones no pueden llegar lo suficientemente rápido, especialmente cuando se enfrentan a una infraestructura que no solo no mejora, sino que podría deteriorarse aún más con el mal tiempo.