Según reporta Europa Press, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se enfrentará nuevamente al desafío de seleccionar a su presidente este próximo lunes, en un intento por superar el bloqueo que ha caracterizado las recientes votaciones. Después de dos jornadas sin lograr un consenso la semana pasada, el Pleno del órgano de gobierno de los jueces retomará la elección desde el inicio, con los siete candidatos originales, todos magistrados del Tribunal Supremo, en liza.
Las deliberaciones del pasado miércoles culminaron sin avances significativos, resultando en un empate a 10 votos entre los dos candidatos finalistas: la magistrada Pilar Teso, respaldada por el sector progresista, y el magistrado Pablo Lucas, promovido por los conservadores. Este lunes, se espera que el proceso se reinicie con los mismos siete candidatos: Esperanza Córdoba, Antonio del Moral, Ana Ferrer, Ángeles Huet, Carmen Lamela, Pablo Lucas y Pilar Teso.
La situación llega tras el primer gran obstáculo enfrentado el martes, donde ninguna de las votaciones alcanzó la mayoría necesaria de tres quintos, o 12 votos, para designar al nuevo presidente, cargo que se renueva cada cinco años. Este estancamiento ocurre poco después de la posesión de los 20 nuevos vocales del órgano, nombrados tras el acuerdo entre el PP y el PSOE el pasado 25 de junio, para renovar un CGPJ cuyo mandato había expirado en diciembre de 2018.
Los desafíos son notables y las expectativas de progreso son limitadas. Fuentes cercanas al Pleno indican un pesimismo generalizado sobre la posibilidad de que las facciones en disputa lleguen a un acuerdo sobre quién debería liderar el órgano. Este desencuentro no solo refleja las divisiones internas, sino también el peso histórico del momento, especialmente para el sector progresista que busca que una mujer ocupe por primera vez la presidencia del CGPJ, a pesar de que las mujeres representan el 57,2 por ciento de la carrera judicial.
Por otro lado, la asociación Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD) ha hecho un llamado para que se rompa el «inaceptable techo de cristal», eligiendo a una mujer para la presidencia, destacando la desigualdad de género en los niveles más altos de la judicatura española.
A medida que se acerca la nueva ronda de votaciones, las expectativas de un desenlace continúan en el aire, con la posibilidad de que este impasse se prolongue aún más si las facciones no logran superar sus diferencias. La situación pone de manifiesto la complejidad y la carga política inherente en la elección del líder de uno de los principales órganos judiciales del país.
