Ayer viernes se inició la demolición del edificio de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, donde en 2018 un exalumno perpetró un tiroteo masivo que resultó en la muerte de catorce estudiantes y tres profesores. La demolición se está llevando a cabo mediante un proceso mecánico que implica desmantelar la estructura por partes, comenzando desde la planta superior.
El edificio, conocido como el «Edificio 1200» y compuesto de tres pisos, no ha sido utilizado desde el día del trágico evento. Durante este tiempo, ha servido como escena del crimen para los procesos judiciales tanto del atacante como de Scot Peterson, un exayudante de recursos escolares. La metodología de demolición escogida evita la implosión para desmontar cuidadosamente cada segmento del edificio.
La comunidad de Parkland ha estado involucrada en la decisión sobre el futuro del sitio. Propuestas actuales de los maestros incluyen la creación de un campo de práctica para la banda y el Junior ROTC, que estaría conectado mediante un camino ajardinado a un monumento existente, dedicado a las víctimas del tiroteo. Los padres también han expresado su deseo de que el lugar se transforme en un espacio conmemorativo.
La decisión de demoler el edificio fue tomada tras consultas con expertos en salud y seguridad, considerando siempre el bienestar del personal y los estudiantes. Antes de la demolición, se realizaron labores de limpieza y despeje del edificio, siguiendo las normativas ambientales estatales y federales.
El caso de la escuela Marjory Stoneman Douglas sigue el precedente de otras instituciones educativas en Estados Unidos que han sido demolidas tras incidentes similares, como la escuela primaria Sandy Hook en Connecticut y la biblioteca de Columbine High en Colorado. Estos actos de demolición son vistos no solo como una medida de seguridad sino también como un paso hacia la sanación y el recuerdo de las comunidades afectadas.