Las autoridades federales en Estados Unidos confirmaron el arresto en Tampa, Florida, de Odalys Abreu, una ciudadana cubana de 52 años con un extenso historial delictivo y que había reingresado ilegalmente al país pese a contar con una orden de deportación vigente desde 1995.
De acuerdo con medios locales, Abreu enfrenta cargos por violación de la Ley Laken Riley, tráfico de drogas, gran hurto y reingreso ilegal a territorio estadounidense. Además, su nombre aparece vinculado a un escándalo de fraude en el sector de la salud, en el que se distribuyeron miles de pastillas de oxicodona mediante recetas médicas falsificadas.
El operativo fue ejecutado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), como parte de una campaña dirigida a identificar y detener a inmigrantes con antecedentes criminales considerados una amenaza para la seguridad pública.
La trayectoria delictiva de Abreu y su reincidencia en crímenes de alto impacto han generado fuerte atención mediática en Florida, reavivando el debate sobre la eficacia de los controles fronterizos y la necesidad de evitar que individuos con órdenes de deportación utilicen las brechas migratorias para reincidir en actividades criminales.
De ser declarada culpable de los nuevos cargos, la cubana podría enfrentar una condena considerable en prisión antes de ser nuevamente deportada a la isla. El caso se suma a una serie de procesos judiciales recientes en Estados Unidos que exponen cómo el crimen organizado encuentra en la migración irregular un canal para extender sus operaciones ilícitas.
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