Ecuador experimentó un apagón masivo el pasado miércoles por la tarde debido a un fallo en el sistema de transmisión eléctrica, afectando a la mayor parte del país. Roberto Luque, el ministro de Energía en funciones, confirmó que el problema se debió a una falla en la línea de transmisión que provocó una desconexión en cascada, interrumpiendo el servicio de energía eléctrica a nivel nacional.
El incidente ocurre en un contexto delicado para el país, que ya enfrentaba una crisis eléctrica debido a una sequía prolongada que ha mermado significativamente los embalses hidroeléctricos. Esta situación ha llevado a cortes programados de energía en diversas regiones, los cuales habían sido previamente descartados por el gobierno solo dos días antes del apagón.
El ministro Luque, mediante su cuenta en la red social X, detalló que el Operador Nacional de Electricidad (Cenace) fue quien reportó el fallo. Luque aseguró que los esfuerzos para restablecer el servicio eléctrico se estaban llevando a cabo con la máxima celeridad posible.
Este apagón impactó a ciudades importantes como Quito, Guayaquil, Cuenca y Manta, entre otras. Este corte de energía se produce en un momento crítico, dado que la hidroeléctrica Coca-Codo-Sinclair, la principal generadora del país, había sido retirada de operación días antes por riesgo de daño debido al incremento de sedimentos en los ríos que la alimentan, exacerbados por intensas lluvias recientes.
El gobierno había informado que estaban utilizando un «embalse compensador» para reintegrar a la planta al sistema, además de alertar sobre riesgos similares en otras centrales hidroeléctricas como Agoyán y San Francisco. Estos eventos resaltan los desafíos que enfrenta Ecuador en el manejo de su infraestructura energética en medio de condiciones climáticas extremas.