El Aeropuerto Internacional Jardines del Rey, situado en la cayería norte de Cuba, conmemoró su 22º aniversario destacándose como un modelo de eficiencia, calidad y seguridad en el sector aeronáutico del país. Con un sobrecumplimiento de utilidades del 107% en 2024 y una destacada recuperación del flujo de pasajeros a niveles pre-pandemia, la terminal celebra sus logros como clave para el turismo internacional.
Sin embargo, estos avances contrastan drásticamente con la situación de otras infraestructuras aeroportuarias del país, especialmente las que sirven como principal punto de entrada para los cubanos. El Aeropuerto Internacional José Martí en La Habana, el más importante del país, estuvo varios meses sin aire acondicionado, una situación que afectó directamente a los miles de cubanos que transitan por él a diario. Las condiciones en esta terminal, marcada por la falta de mantenimiento y un deterioro visible, contrastan con la renovada modernización que exhibe Jardines del Rey, donde se han realizado mejoras significativas, como la inauguración de la Unidad de Carga de Aerovaradero S.A.
El evidente contraste no termina allí. Mientras Jardines del Rey fue sede de la Feria Internacional del Turismo FITCUBA 2024 y muestra un enfoque continuo en la modernización tecnológica y la capacitación de su personal, otros aeropuertos como los de Camagüey y Santiago de Cuba presentan condiciones lamentables. Infraestructuras deterioradas, servicios básicos deficientes y poca inversión reflejan una disparidad que resulta difícil de justificar.
Esta realidad pone sobre la mesa una pregunta crucial: ¿por qué las inversiones parecen concentrarse en terminales turísticas, mientras que las instalaciones utilizadas principalmente por cubanos sufren de abandono? Los recursos destinados al mantenimiento y modernización de aeropuertos como Jardines del Rey parecen privilegiar un modelo que prioriza la imagen frente a los visitantes extranjeros, dejando de lado la experiencia y las necesidades de la población cubana.
El aniversario del Aeropuerto Jardines del Rey podría haber sido un momento para reflexionar sobre la estrategia nacional en el desarrollo del sector aeronáutico. Sin embargo, lo que queda en evidencia es un enfoque desequilibrado, donde la infraestructura que sostiene el turismo internacional prospera, mientras que los espacios utilizados por la ciudadanía languidecen.
La gestión del sector aeroportuario en Cuba necesita una revisión profunda que garantice una distribución equitativa de recursos y atención. Celebrar los avances de una terminal no debería hacerse a costa del abandono del resto, especialmente cuando estos lugares son esenciales para conectar a los cubanos con el resto del mundo. La disparidad actual no solo refleja prioridades desiguales, sino también un desinterés evidente por la calidad de vida y las necesidades de la población.