Glendale, Arizona – El funeral de Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA y figura central del movimiento conservador en Estados Unidos, se celebró este domingo en el State Farm Stadium, donde se congregaron decenas de miles de personas en un servicio cargado de simbolismo político y religioso.
El acto estuvo marcado por la asistencia del presidente Donald Trump, quien viajó especialmente a Arizona para rendir homenaje al activista asesinado a inicios de mes en una universidad de Utah. La magnitud del evento y la presencia de la cúpula del gobierno estadounidense derivaron en medidas de seguridad de máxima rigurosidad, con fuertes despliegues policiales y militares en los alrededores del recinto.
Entre los primeros momentos destacados, se proyectaron en pantallas gigantes imágenes de Kirk en su último acto público, horas antes del ataque que le costó la vida. El silencio de la multitud contrastó con los cánticos de “USA” que se desataron más tarde, cuando Trump apareció en las pantallas desde su palco, acompañado por su hijo Donald Trump Jr., Jared Kushner y altos funcionarios de su administración.
El servicio estuvo marcado por testimonios de amigos, mentores y colaboradores. El pastor Rob McCoy lo describió como un cristiano “sin miedo” que confiaba en que su vida estaba en manos de Dios. Su mentor, el locutor Frank Turek, relató entre lágrimas haber presenciado el momento del tiroteo y aseguró que, pese a los esfuerzos del equipo de seguridad, Kirk “murió instantáneamente, sin sufrir”.
También intervino la congresista Anna Paulina Luna, quien exaltó su capacidad para “despertar a una generación” y movilizar a millones de jóvenes en torno a causas conservadoras, comparando su legado con el espíritu inspirador de figuras históricas como John F. Kennedy y Martin Luther King Jr. Por su parte, Rebecca Dunn, donante clave de Turning Point USA, destacó la habilidad de Kirk para conectar con empresarios y financiar la expansión del movimiento republicano en los últimos ciclos electorales.
Uno de los momentos más emotivos estuvo a cargo de Erika Kirk, viuda del activista, quien anunció que asumirá la dirección de Turning Point USA y prometió continuar con la labor de su esposo. Entre sollozos, afirmó que Kirk fue “un padre y esposo amoroso” y que su muerte no significará el fin de la misión que juntos habían trazado.
Aunque en las semanas posteriores al asesinato se registraron llamados a la confrontación desde algunos sectores conservadores, el tono predominante en Glendale fue de determinación y unidad, con un énfasis en preservar y expandir el legado político y religioso del activista.
Está previsto que el presidente Trump cierre el servicio con un discurso en el que, según fuentes de la Casa Blanca, recordará a Kirk como un aliado clave de su administración y una voz influyente dentro del conservadurismo estadounidense.
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