Estados Unidos – “Es una salida voluntaria… contra mi voluntad”, fueron las emotivas palabras de Deivy Alemán en el aeropuerto antes de abordar el vuelo que lo devolvió a Cuba, tras siete años de residencia irregular en territorio estadounidense.
El joven padre tomó la dolorosa decisión de autodeportarse con el propósito de buscar la manera de regresar legalmente y poder estar presente en la cirugía de corazón de su pequeña hija, que reside en Estados Unidos.
Según informó el periodista Alexis Boentes de Telemundo 51, en su última cita con ICE en Orlando, se le notificó que debía abandonar el país en el plazo de un mes. Ante esa situación, Alemán optó por cumplir con la orden, consciente de que quedarse sin estatus migratorio regular cerraría cualquier puerta para una reunificación legal futura.
Actualmente, Deivy ya se encuentra en Cuba, junto a parte de su familia y su otro hijo, aunque —como él mismo expresó— “una parte de su vida quedó en territorio estadounidense”.
Su esposa, Yisel Miguel Sarduy, ciudadana estadounidense que había iniciado el proceso de petición familiar, se mostró desconsolada y pidió a Dios que les permita reunirse nuevamente en el menor tiempo posible.
El caso de Deivy refleja la dura realidad de miles de migrantes en situación irregular en Estados Unidos, quienes se enfrentan a difíciles decisiones entre la permanencia incierta o el regreso forzado a su país de origen, en medio de procesos migratorios cada vez más restrictivos.
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