Minneapolis — Una misa escolar en la Annunciation Catholic School de Minneapolis terminó en tragedia cuando un hombre armado abrió fuego contra estudiantes y familiares, provocando la muerte de dos niños de 8 y 10 años y dejando 17 heridos, la mayoría menores de edad.
Según confirmaron las autoridades, el atacante fue identificado como Robin Westman, de 23 años. Vestido de negro y armado con un rifle, una escopeta y una pistola —todas adquiridas legalmente— disparó desde el exterior del templo hacia las ventanas donde se desarrollaba el acto religioso. Tras la masacre, el agresor se quitó la vida en el estacionamiento.
El jefe de policía de Minneapolis, Brian O’Hara, informó que entre los heridos se encuentran 14 menores y tres adultos mayores, varios de ellos en estado crítico. Aunque algunos continúan hospitalizados, se espera que la mayoría pueda recuperarse.
De acuerdo con el canal local de noticias citado por Cadena SER, el FBI investiga el caso como un posible acto de terrorismo interno y como un crimen de odio contra la comunidad católica, dada la naturaleza del ataque y el lugar escogido.
Se conoció además que el agresor tenía vínculos previos con la escuela: había estudiado allí durante su niñez y su madre trabajó en la parroquia hasta 2021, según reportó la revista People.
El ataque ha provocado un profundo impacto en la ciudad y en todo Estados Unidos. El alcalde Jacob Frey pidió no politizar la tragedia y centrarse en las víctimas, mientras que el gobernador Tim Walz y el presidente Donald Trumpexpresaron sus condolencias a las familias afectadas.
La comunidad educativa y religiosa de Minneapolis ha organizado vigilias en las inmediaciones de la escuela, donde padres, maestros y vecinos se han reunido en un ambiente de dolor e indignación. El tiroteo reaviva el debate nacional sobre la seguridad en los centros escolares y la disponibilidad de armas de fuego en el país.
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