Buñol, Valencia – 27 de agosto de 2025. La localidad valenciana volvió a teñirse de rojo con la tradicional Tomatina, una fiesta de Interés Turístico Internacional que este año reunió a más de 22.000 participantes provenientes de una veintena de países. Durante una hora, las calles del municipio se convirtieron en un escenario de diversión desbordada, con 120.000 kilos de tomates lanzados desde camiones y recogidos del suelo para mantener viva la batalla.
La edición 2025 se celebró bajo el lema “Tomaterapia”, símbolo de alegría y catarsis colectiva tras los difíciles meses que siguieron a la dana de Valencia, que dejó graves afectaciones en la provincia. La cita, más allá de la fiesta, fue también un recordatorio del espíritu de resistencia y renacer de la comunidad.
El ambiente estuvo cargado de música, disfraces —incluyendo a un grupo de “Power Rangers”— y mucha agua lanzada desde balcones para refrescar a los asistentes antes del inicio oficial, marcado a mediodía con el tradicional cohete. Entre carcajadas y chapuzones de tomate, no faltaron las imágenes de parejas besándose sobre charcos rojos o amigos revolcándose en auténticos ríos improvisados de pulpa vegetal.
El rojo lo invadió todo: calles, paredes y hasta los retratos colectivos de visitantes de países tan lejanos como China e India, que viajaron hasta Buñol para vivir la experiencia. Algunos aprovecharon la ocasión para lanzar mensajes reivindicativos; incluso se vio una pancarta pidiendo la dimisión del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.
Pese al trasfondo crítico, la jornada transcurrió en un ambiente de convivencia internacional, donde turistas y locales compartieron la misma pasión por una de las fiestas más singulares del mundo.
La Tomatina 2025 se despidió con Buñol cubierto de rojo, recordando que, más allá de la imagen pintoresca de tomates volando por los aires, la tradición es también una expresión de identidad, resistencia y celebración de la vida.
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