Un post cómico circula en Facebook, titulado “Nos salvamos en tablitas”, donde 11 millones de cubanos se ríen ante la imagen de un ciclón desviando su trayectoria de la isla y diciendo: «Lo siento mucho pero yo por ahí no paso». Esta broma refleja la desesperada situación en la que viven los cubanos, quienes enfrentan problemas mucho más serios que la amenaza de huracanes.
La realidad en Cuba es sombría. La población sufre de una crisis económica profunda que ha llevado a escasez de alimentos, medicinas y otros bienes esenciales. A diario, los ciudadanos deben hacer largas colas para adquirir productos básicos y enfrentan apagones constantes que agravan la calidad de vida. La situación sanitaria es precaria, con hospitales que carecen de suministros básicos como oxígeno y medicamentos.
A nivel político, la represión es una constante. Las autoridades cubanas mantienen un control férreo sobre la libertad de expresión y la prensa independiente, censurando y bloqueando el acceso a información externa. Más de mil personas son consideradas presos políticos, muchos de ellos arrestados por manifestarse pacíficamente o simplemente por criticar al gobierno.
Esta situación ha provocado un éxodo masivo de cubanos buscando mejores condiciones de vida en otros países, un fenómeno que recuerda a la crisis migratoria de los años 60. La crisis se ha agravado bajo la administración de Miguel Díaz-Canel, quien no ha logrado implementar reformas efectivas y ha intensificado la represión.
El post humorístico en Facebook, aunque sea un alivio momentáneo para muchos, resalta la ironía de una nación que parece estar más en peligro por sus propias dificultades internas que por las fuerzas de la naturaleza. La verdadera tormenta para los cubanos sigue siendo la lucha diaria por sobrevivir en un entorno de crisis constante y represión gubernamental.