Robert Brooks, un recluso negro de 43 años, falleció tras ser brutalmente golpeado mientras estaba bajo custodia en la cárcel de Marcy, en Nueva York. Según reporta Europa Press, la agresión quedó registrada en la cámara corporal de uno de los guardias, cuyas imágenes fueron publicadas por la fiscal general del estado, Letitia James.
En el video, que dura aproximadamente 30 minutos, se observa cómo Brooks, con las manos atadas a la espalda, fue golpeado con puñetazos y patadas por tres guardias, incluso cuando ya estaba inconsciente y ensangrentado. Otros guardias, todos ellos blancos, no intervinieron durante el ataque. Posteriormente, uno de los agresores dejó al recluso en ropa interior.
Brooks falleció al día siguiente en el Hospital Wynn de Utica, donde había sido ingresado. El informe médico determinó que la causa de muerte fue «asfixia debido a compresión del cuello». Hasta el momento, no se han esclarecido las razones que llevaron a la agresión que resultó en su muerte.
La fiscal Letitia James, quien aseguró que se está llevando a cabo una investigación «minuciosa», declaró: «Mis más sinceras condolencias para la familia del señor Brooks. No me he tomado a la ligera la publicación de este video, pero es mi deber y responsabilidad difundir esta información». James indicó que los familiares de la víctima tuvieron acceso previo a las grabaciones.
El comisario estatal de prisiones, Daniel Martuscello III, condenó el acto, calificándolo como «vulgar e inhumano», y anunció la expulsión inmediata de los tres guardias directamente involucrados, la suspensión de empleo y sueldo de otros trece, y la dimisión de un oficial adicional. Martuscello afirmó: «Esto es un asesinato y habrá responsables. Estas personas no representan la cultura del departamento ni los valores que defendemos». Además, aseguró que se implementarán cambios en el sistema penitenciario para evitar que algo similar vuelva a ocurrir.
Brooks estaba cumpliendo una condena de doce años de prisión por agresión en primer grado tras haber apuñalado repetidamente a su pareja. Este caso ha generado indignación y llamado la atención sobre la violencia y el racismo estructural en las instituciones penitenciarias de Estados Unidos.