El presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro de India, Narendra Modi, sostuvieron este domingo en Tianjinsu primera reunión en siete años, en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). El encuentro marca un nuevo paso en el acercamiento entre las dos naciones más pobladas del planeta, en un contexto de fricciones compartidas con Estados Unidos.
Xi afirmó que “la elección correcta es que China e India sean amigos”, y añadió que el desafío común es mantener relaciones de vecindad, cooperación y estabilidad a largo plazo. En un discurso que buscó remarcar la importancia geopolítica del momento, señaló que el mundo atraviesa “transformaciones que solo ocurren una vez por siglo” y que la situación internacional es “fluida y caótica”.
Por su parte, Modi declaró que la India está comprometida con avanzar en la relación “sobre la base de la confianza y el respeto mutuos”. Destacó además los pasos dados hacia la distensión en la frontera del Himalaya, escenario de enfrentamientos sangrientos en 2020, y subrayó que los intereses de 2.800 millones de personas dependen de la cooperación bilateral.
Contexto internacional
El encuentro ocurre en medio de la guerra comercial global impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump, que ha impuesto aranceles de hasta un 50 % a productos indios y mantiene fuertes restricciones sobre China. Tanto Beijing como Nueva Delhi también enfrentan cuestionamientos occidentales por su relación con Rusia, de quien siguen comprando grandes volúmenes de petróleo y gas en medio de la guerra en Ucrania.
Para Washington, esta aproximación es motivo de inquietud. Durante años, la diplomacia estadounidense buscó fortalecer lazos con la India como contrapeso a la influencia china en Asia. Sin embargo, los últimos roces con la administración Trump han abierto espacio para un acercamiento estratégico entre Beijing y Nueva Delhi.
Señales de distensión
En los últimos meses, ambos países han acordado reanudar vuelos directos, reabrir rutas de peregrinación en el Tíbet y reemitir visados turísticos. Además, tras la visita a Nueva Delhi del canciller chino Wang Yi, se anunciaron “diez puntos de consenso” destinados a reducir tensiones en la frontera.
Aunque persiste la desconfianza por los enfrentamientos pasados y la presencia militar en la disputada Línea de Control Real, el mensaje conjunto tras la reunión fue claro: “Las diferencias no deben convertirse en disputas”.
El encuentro en Tianjin no solo busca mejorar la relación bilateral, sino también reafirmar a China e India como actores clave en un mundo multipolar, en el que su cooperación puede inclinar la balanza de las relaciones militares y comerciales a nivel global.
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