Donald Trump junto a bandera de Cuba manchada

Una raya más al tigre: ¿Qué más puede hacer Trump para presionar a Cuba?

Por décadas, la relación entre Estados Unidos y Cuba ha estado marcada por tensiones, sanciones y políticas de presión. Con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, el escenario no ha cambiado, y ahora la administración estadounidense busca forzar a La Habana a aceptar la deportación masiva de emigrantes cubanos, una medida que el gobierno cubano ha rechazado en reiteradas ocasiones.

La negativa cubana de recibir a todos los deportados ha generado una nueva fricción en las relaciones bilaterales. Washington insiste en que La Habana debe acoger sin restricciones a sus ciudadanos, mientras que las autoridades cubanas han dejado claro que solo aceptarán un número limitado de retornados, manteniendo la política que han seguido en los últimos años.

Ante esta postura, Trump ha comenzado a aplicar su habitual estrategia de coerción, amenazando con nuevas sanciones y restricciones. Sin embargo, un funcionario cubano de alto nivel ha respondido con una frase que refleja el desgaste de estas tácticas:

«¿Qué más nos pueden hacer? Ya nos incluyeron en una espuria lista de países terroristas, nos tienen bloqueados, nos han aplicado más sanciones que a cualquier otro país en la historia. Una raya más al tigre no cambiará nada».

La pregunta que surge es: ¿con qué más puede presionar Trump a Cuba? ¿Cuáles son las cartas que aún le quedan por jugar?

Posibles medidas de presión de Estados Unidos contra Cuba

Si bien Cuba ya enfrenta un embargo económico de más de seis décadas y ha sido objeto de un endurecimiento sin precedentes durante la primera administración de Trump, Washington aún podría tomar ciertas acciones adicionales para forzar el retorno masivo de migrantes.

1. Mayor restricción de remesas y servicios financieros

Una de las medidas más efectivas que podría implementar la administración Trump es restringir aún más las remesasenviadas desde Estados Unidos, un recurso fundamental para muchas familias cubanas. En su primer mandato, Trump limitó las remesas a 1,000 dólares por trimestre, prohibió el uso de intermediarios financieros como FINCIMEX y sancionó a empresas vinculadas al gobierno cubano.

Si quisiera asfixiar aún más la economía cubana, podría eliminar por completo la posibilidad de enviar dinero a la isla, lo que tendría un impacto devastador en los cubanos que dependen de la ayuda de sus familiares en el exterior.

Asimismo, el acceso de Cuba al sistema financiero internacional podría sufrir nuevos golpes si EE.UU. impone sanciones adicionales contra bancos extranjeros que procesen transacciones relacionadas con la isla.

2. Cierre de consulados y restricción total de visas

Trump podría endurecer aún más su política migratoria hacia los cubanos reduciendo o incluso cerrando los servicios consulares en la isla y limitando la entrega de visas en terceros países. Esta medida no solo dificultaría la emigración legal, sino que podría empujar a más cubanos a lanzarse al mar o cruzar fronteras de forma irregular, lo que paradójicamente aumentaría el problema que EE.UU. intenta controlar.

Otra opción sería suspender la entrega de visas de reunificación familiar, afectando directamente a miles de familias cubanas que esperan legalmente su reunificación con parientes en Estados Unidos.

3. Mayor presión sobre países aliados de Cuba

Estados Unidos podría intensificar la presión sobre Venezuela, Rusia, China y otros países que mantienen vínculos estrechos con La Habana, buscando cortar cualquier fuente de financiamiento que pueda sostener al gobierno cubano.

Washington ya ha aplicado sanciones a la petrolera PDVSA y a los envíos de combustible desde Venezuela a Cuba, pero podría aumentar su ofensiva contra bancos y empresas que faciliten operaciones comerciales con la isla.

Asimismo, podría presionar a México y otros países de la región para que limiten el tránsito de migrantes cubanosque intentan llegar a la frontera estadounidense, lo que podría provocar una crisis migratoria en la región.

4. Reforzamiento del bloqueo y sanciones a la industria turística

Otra herramienta de presión sería aumentar las sanciones contra la industria turística cubana, una de las pocas fuentes de ingresos que aún sostienen la economía del país. Ya en su primer mandato, Trump prohibió los cruceros estadounidenses a Cuba y restringió los vuelos comerciales, afectando gravemente el turismo.

Si quisiera endurecer aún más el cerco, podría sancionar a aerolíneas extranjeras que operen vuelos a la isla o incluso imponer un bloqueo marítimo más estricto, impidiendo el acceso de barcos con suministros esenciales.

¿Cuáles serían las consecuencias?

Si bien Estados Unidos aún tiene herramientas para presionar a Cuba, la gran pregunta es ¿a qué costo?

Las sanciones de Trump han demostrado que su impacto afecta principalmente a la población cubana, mientras que el gobierno sigue operando bajo su esquema de control centralizado. La falta de alimentos, medicinas y productos básicos ha generado una crisis humanitaria sin precedentes, pero esto no ha llevado a La Habana a ceder en sus posiciones políticas.

Muchos cubanos, hastiados de las carencias y el deterioro económico, temen que una nueva escalada de sanciones solo empeore su calidad de vida sin provocar cambios significativos en la cúpula gubernamental.

En las calles, el sentimiento es mixto: mientras algunos creen que más presión internacional podría acelerar cambios políticos, otros sostienen que las sanciones solo castigan al pueblo y refuerzan el discurso oficial de resistencia ante el «enemigo imperialista».

¿Negociación o confrontación?

El funcionario cubano que declaró que «una raya más al tigre no cambiará nada» dejó claro que La Habana no cederá ante la presión, aunque reiteró que Cuba estaría dispuesta a negociar bajo términos justos y sin imposiciones.

Si Trump realmente busca resolver el problema migratorio con Cuba, la vía diplomática podría ser una alternativa más efectiva que la confrontación. Sin embargo, la administración estadounidense parece más inclinada a la política de mano dura, utilizando el tema migratorio como un arma para imponer condiciones.

El escenario está servido para una nueva crisis bilateral que podría tener consecuencias impredecibles tanto para el gobierno cubano como para la población de la isla. En este juego de tensiones, la gran pregunta sigue siendo ¿hasta dónde está dispuesto a llegar Trump para doblegar a Cuba? Y quizás lo más importante: ¿realmente conseguirá su objetivo o simplemente añadirá otra raya más al tigre?

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