Turismo en caída libre: Cuba pierde más de 312.000 visitantes en los primeros cinco meses de 2025

Cuba recibió apenas 1.171.228 turistas entre enero y mayo de 2025, lo que representa una alarmante caída del 26,6% en comparación con el mismo período del año anterior, según cifras de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). Esto se traduce en 312.219 visitantes menos, un retroceso que golpea duramente a uno de los sectores clave para la obtención de divisas en el país.

La principal causa de esta caída se relaciona con el desplome de la demanda desde Rusia, cuya afluencia turística disminuyó en un 45,4%, de acuerdo con un análisis del economista Pedro Monreal. Este descenso es particularmente significativo, dado que Rusia se había convertido en los últimos años en uno de los pocos mercados emisores sostenidos tras la pandemia.

Pero no solo los rusos están dejando de venir. El tradicional mercado canadiense —por décadas el principal emisor de turistas hacia la Isla— también se redujo en un 28,5%, pasando de 541.851 visitantes en el primer cuatrimestre de 2024 a solo 387.404 en igual período de este año. La tendencia se ve reforzada por las alertas del Gobierno canadiense, que ha advertido a sus ciudadanos sobre los riesgos asociados a la escasez de productos básicos, el aumento de la inseguridad y las deficientes condiciones de servicios en Cuba.

Otro dato que refleja la pérdida de confianza en el destino es el descenso del 22,6% en las visitas de cubanos residentes en el exterior, un grupo tradicionalmente resiliente y emocionalmente vinculado al país. Entre enero y abril solo llegaron 100.212 viajeros cubanoamericanos, un indicio claro de desencanto, fatiga y frustración, alimentados por obstáculos burocráticos, altos costos, y una percepción cada vez más extendida de deterioro institucional.

Esta contracción del turismo internacional ocurre en un contexto de crisis económica generalizada, con apagones frecuentes, escasez de combustible, inflación persistente y una caída en la calidad de los servicios públicos y privados. Pero hay más razones detrás del descenso. La experiencia turística en la Isla se ha visto erosionada por un servicio al cliente depauperado, una infraestructura en declive y una corrupción cada vez más visible, como el caso de la empresa estatal Transtur en el Aeropuerto Internacional José Martí, cuya práctica de sobornos y sobreprecios a turistas fue recientemente expuesta tanto en este medio como en otras plataformas independientes.

Para muchos viajeros habituales, el atractivo cultural o natural ya no compensa los obstáculos. “La gente se cansa”, resumen algunos ex visitantes que han optado por destinos alternativos en el Caribe con mejor atención, mayor transparencia y menos fricciones administrativas.

A pesar de los intentos oficiales por mantener a flote el sector, como nuevos paquetes turísticos, ferias internacionales y anuncios de «reactivación», lo cierto es que Cuba continúa alejándose de sus cifras históricas. En 2024, el país apenas logró 2,2 millones de turistas, ya por debajo de los 2,4 millones en 2023 y aún muy lejos de los 4,6 millones alcanzados en 2018, antes de la pandemia.

El retroceso acumulado refleja algo más profundo que una coyuntura internacional adversa: es la consecuencia de años de improvisación, falta de reformas estructurales y un modelo económico que no logra generar condiciones sostenibles para la inversión ni para el bienestar de sus ciudadanos.

El turismo, que alguna vez se presentó como motor de recuperación, se ha convertido en un termómetro más del desgaste generalizado.

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