El presidente Donald Trump ha vuelto a colocar en el centro del debate político las elecciones de 2016, esta vez acusando directamente a su antecesor, Barack Obama, de haber cometido “traición”, una de las acusaciones más graves que se pueden formular en el ámbito político estadounidense. La declaración fue realizada esta semana durante una comparecencia desde la Oficina Oval, en presencia del mandatario filipino Ferdinand Marcos Jr., y ha sido calificada por CNN como parte de un discurso políticamente motivado y carente de sustento factual.
La acusación se produjo tras la publicación de documentos por parte de la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien sostiene que altos funcionarios del gobierno de Obama actuaron de forma “traicionera” en relación con las investigaciones sobre injerencia rusa en las elecciones de 2016. Sin embargo, CNN revisó los documentos y los consideró “sumamente engañosos”, recordando que las conclusiones oficiales de agencias de inteligencia estadounidenses y del Senado no respaldan tales alegaciones.
Durante sus declaraciones, Trump acusó a Obama, Biden, James Comey, John Brennan, James Clapper, Susan Rice y Hillary Clinton, de estar involucrados en un supuesto intento por sabotear su campaña en 2016. Dijo que Obama fue el «líder de la banda» y que todo se orquestó desde la propia Casa Blanca. No obstante, como destaca CNN, no existe ninguna prueba concreta de una conspiración de ese tipo, y ningún tribunal o comité legislativo ha presentado cargos de traición contra los mencionados.
La oficina del expresidente Obama respondió de forma poco habitual con un comunicado, en el que calificó las acusaciones como “absurdas y sin fundamento”, denunciando que se trata de una estrategia de distracción. “Nada en los documentos publicados contradice la conclusión ampliamente aceptada de que Rusia buscó influir en las elecciones de 2016, sin alterar el resultado final”, señaló su portavoz, citado por CNN.
Trump también aprovechó la oportunidad para retomar las teorías de fraude sobre las elecciones de 2020, afirmando que también fueron manipuladas, pese a que tales afirmaciones han sido refutadas por numerosas investigaciones, tribunales y organismos electorales, tanto federales como estatales. CNN subraya que el propio Departamento de Justicia bajo la administración Trump no encontró evidencia de fraude electoral generalizado en esos comicios.
Asimismo, el presidente volvió a mencionar el desacreditado dossier Steele, financiado en parte por el Comité Nacional Demócrata, como parte de una presunta operación de desinformación. Aunque dicho documento fue desestimado como fuente fiable, las conclusiones de la comunidad de inteligencia sobre la injerencia rusa se mantuvieron firmes y no dependieron de ese informe, recuerda CNN.
Las declaraciones de Trump reavivan una retórica ya habitual en sus discursos, donde combina denuncias de conspiración, ataques a medios y afirmaciones sobre el colapso institucional, todo sin aportar pruebas verificables. Para CNN, esto responde a una estrategia narrativa con fines políticos, dirigida a fortalecer su base de apoyo y reencuadrar eventos pasados bajo su perspectiva.
En términos legales, la acusación de traición implica un delito grave que requiere pruebas contundentes y está definido de forma muy precisa en la Constitución. Ninguna investigación oficial ha vinculado a Obama ni a los exfuncionarios citados con actos que constituyan traición en el marco legal estadounidense.
La reiteración de este tipo de señalamientos sin pruebas, advierten expertos citados por CNN, puede minar la confianza en las instituciones democráticas, al mismo tiempo que desplaza la atención de los desafíos actuales de gobernabilidad y política interna.
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